Comida nayarita deleita el paladar de españoles en Madrid

Durante ocho años el establecimiento demostró que no hacía falta caer en una decoración ostentosa para dar a conocer la auténtica cocina mexicana tradicional

Igual que la cocina tradicional española en el exterior se aleja de estereotipos, flamencas, toros y oles, cuando la propuesta es seria, sincera y especialmente genuina, con la gastronomía mexicana pasa exactamente lo mismo. Sobran los típicos sombreros, el maremágnum de colores, los cactus de pega… solamente importa lo que se pone sobre el plato, la comida, y en Tepic, uno de los mejores mexicanos de Madrid, lo tienen claro.

Tomando el nombre de la capital del estado mexicano de Nayarit, el restaurante nació en 2007 en el animado barrio de Chueca. Durante ocho años el establecimiento demostró que no hacía falta caer en una decoración tópica, rebosante de clichés, para dar a conocer la auténtica cocina mexicana tradicional y generar en el comensal el interés por profundizar en ella.

Perseverando en ese cometido, y con el objetivo de hacerse más grande, poder mostrar más y ser mejores, abandonaron las espaldas de Gran Vía y se trasladaron hace un año al acomodado barrio de Salamanca, al número 14 de la calle Ayala. La propuesta, en esencia, la misma. El planteamiento, gracias a las particularidades del local, doble conceptual y espacialmente.

El restaurante Tepic se divide en la actualidad en dos espacios claramente diferenciados donde se ofrecen dos experiencias notablemente distintas. En primer lugar el comensal se encuentra a pie de calle con la Barra, un concepto de taquería-mezcalería urbana con mesas altas. En él destaca el elemento que le da nombre, una barra típicamente mexicana, en la que se encuentra las más de sesenta referencias de tequilas y mezcales de los que dispone el establecimiento. Una oferta que se complementa con cócteles, combinados y la propuesta gastronómica, al completo, pero en formato botana, el tapeo mexicano.

Para disfrutar verdaderamente de su cocina, de platos como esos impresionantes tacos de camarón al pastor, ese ceviche de pescado a la mexicana, las enchiladas gratinadas o los alambres de pollo, uno debe bajar hasta la planta inferior, la zona gastronómica, el restaurante propiamente dicho. Allí, rodeados de más de dos centenares de cactus —naturales— escogidos con mucho acierto para no desentonar un ápice de la decoración, se disfrutan esas sabrosas recetas de la cocina tradicional mexicana, tratada con actualidad y elaborada con productos del propio huerto del Tepic.

Un concepto más que novedoso de restaurante mexicano, con precios destacadamente razonables, que marca el camino al resto.

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