¡Derribe ese muro señor Gorbachov!

La Verdad… Sea dicha

Uno de los acontecimientos más trascendentes de finales del siglo pasado, fue la caída de los regímenes del Pacto de Varsovia que emergieron posteriormente a la Segunda Guerra Mundial bajo la égida de la Unión Soviética, los movimientos sociopolíticos de los últimos meses del año de 1989 marcaron una pauta definitiva en los acomodos políticos y económicos de cara a un siglo donde los residuos de la Guerra Fría quedan como estigmas históricas con marcado acento de personajes que caracterizaron  con su sello etapas decisivas para el mundo.

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Uno de los personajes políticos más representativos de esta etapa histórica es el ex Presidente de los Estados Unidos Ronald  Reagan de quién en días pasados fue recordado en su décimo primer aniversario luctuoso, por lo decisivo que fue para el mundo la postura que desempeñó  este Presidente de la nación más poderosa del mundo.

Es imposible pensar en un panorama actual del mundo sin la participación del otrora actor de Hollywood y posteriormente político eminente, que llegó a ser Gobernador de California y al poco tiempo de los Estados Unidos durante los años de 1981 a 1989.

Cuando Reagan llegó a la casa Blanca el 20 de enero de 1981 derrotando al entonces Presidente demócrata Jimmy Carter, encontró un país con una moral caída por la derrota sufrida en Vietnam, la reciente crisis de los rehenes en Irán y la salida del Sha Reza Pahlevi con el correspondiente triunfo de los fundamentalistas, la invasión soviética a Afganistán, la caída de Nicaragua y la guerrilla de Centroamérica, indicios que dejaban en una situación de poca credibilidad a los Estados Unidos que parecían ceder en esta guerra llamada fría ante el oso soviético.

Fue Reagan quién afrontó la guerra fría con un marcado acento anticomunista de línea dura, generando a lo largo de sus dos períodos como presidente cambios importantes en el escenario político mundial con George Bush (padre) como vicepresidente y superando un atentado a escasos tres meses de haber tomado posesión como presidente, se enfrentó a una férrea ofensiva soviética y a una opinión general dubitativa por las experiencias pasadas que habían dejado un herido orgullo norteamericano.

Su visión política lo llevó a trabajar arduamente en el proyecto llamado coloquialmente “Guerra de las Galaxias” que no era sino una efectiva coraza bélica que defendería a los Estados Unidos de cualquier ataque con misiles que pudiera perpetrarse en su contra, dicho dispositivo sofisticado haría que estos misiles fueran destrozados de inmediato, el gran apoyo puesto por Reagan para el desarrollo de este dispositivo, hizo que en pocos años, no solo fuera insuficiente sino obsoleta toda la estrategia armamentista en la que la URSS había invertido grandes cantidades de dinero.

Junto a esta estrategia bélica combinó la relación con su rival político Mijaíl Gorbachov a quién presionó hábil y diplomáticamente dentro de las cinco cumbres que se realizaron destacando la que se llevó a cabo el 12 de junio de 1987 frente a la Puerta de Brandeburgo en Alemania, donde en un emotivo discurso prácticamente exigió a Gorbachov a derribar el Muro de Berlín, a abrir esa puerta y liberar así a la Europa del Este.

La estrategia de defensa interna propuesta por Reagan, unida a una sólida y firme actitud en política exterior en contra de todo intento por apoyar a los regímenes de corte socialista que en esos años se generaban en el mundo, especialmente en América y junto a un bloqueo de apoyos hacia la URSS, tuvieron su repercusión sobre las políticas de la Perestroika y La Glasnot tomadas por Gorbachov.

El desenlace es conocido por todos; para las nuevas generaciones, ya no hay más muro de la ignominia, éste fue derribado, ya no hay más una mancha roja en la mitad de Europa, no existe la Cortina de Hierro, ya no hay más Unión soviética ni sus garajes de la KGB, el mundo actual tiene un panorama diferente, con muchos problemas, sí, pero distinta perspectiva al de aquel tiempo donde Oriente y Occidente se enfrentaban en una lucha de ideologías que poco dejaban a la libertad del hombre.

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