En el universo que rodea a la cama hay un gran abanico de costumbres. Hay personas que no pueden salir de casa y dejar la cama deshecha, hay otras que la hacen casi por obligación y una tercera vertiente, conocida mundialmente como los “guarros y vagos” que hacen única y exclusivamente la cama cuando tienen que cambiar las sábanas. Mientras no se de esa circunstancia, lo único que altera su cómoda costumbre es una visita muy esperada a casa.

Pues bien, resulta que los “guarros y vagos” son al mismo tiempo lo que cuidan mejor su salud. Un estudio de la Universidad británica de Kingston ha determinado que hacer la cama es perjudicial para la salud. Aunque pueda parecer una broma, la explicación científica apunta directamente a la supervivencia de los ácaros.

Estos microscópicos arácnidos, que habitan en las mismas sábanas o en el colchón, pueden aumentar su esperanza de vida en espacios poco ventilados y con el sudor que se impregna en la tela. De esta forma, al hacer la cama los ácaros se encuentran con un hábitat hecho a su medida y puede conllevar considerables problemas de salud, sobre todo para las personas asmáticas, o ciertos capítulos de insomnio.

Según afirma Stephen Pretlove, uno de los científicos que ha participado en el estudio, si dejamos la cama sin hacer, se airean las sábanas y favorece la destrucción de los microscópicos arácnidos. Además, dejar la ventana abierta durante unos 30 minutos es el completo idóneo.

El estudio advierte que los ácaros no se eliminan con la aspiradora, algo que si sucede con otro tipo de insectos. Cuanto menos, este estudio servirá de excusa para las personas que odian hacer la cama.