La embajada de Estados Unidos en Ankara fue atacada por desconocidos que dispararon al edificio desde un vehículo sin causar víctimas, informaron autoridades.

El incidente tuvo lugar a las 5.00 hora local y los disparos alcanzaron una cabina de seguridad y una ventana.

“Podemos confirmar que un incidente de seguridad tuvo lugar en la Embajada de los Estados Unidos esta mañana”, indicó en un comunicado David Gainer, portavoz de la legación diplomática.

“No tenemos informes de ningún herido. Estamos investigando los detalles. Agradecemos a la policía de Turquía su rápida respuesta”, concluye la breve nota.

Por su parte, las autoridades turcas calificaron el tiroteo de “provocación” e “intento de provocar el caos”.

“Condenamos el ataque contra la embajada de Estados Unidos. Es claramente un intento de crear el caos. Turquía es un país seguro y todas las misiones extranjeras están bajo la protección de la ley”, declaró el portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, en su cuenta de Twitter.

El atentado ha tenido lugar en un momento de gran tensión diplomática entre Ankara y Washington a raíz de la detención de un pastor protestante estadunidense en Turquía hace dos años, que permanece en arresto domiciliario.

Al menos una persona ha sido detenida por los incidentes, informó el canal CNNTürk, sin facilitar más detalles sobre la identidad del supuesto atacante.

El ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, denunció que el ataque es una provocación y aseguró que sigue la investigación del suceso.

“Condenamos el provocador ataque contra la embajada de Estados Unidos en Ankara. Nos aseguraremos de que este incidente se investigue rápidamente y de que los autores sean llevados ante la Justicia”, escribió Çavusoglu en su cuenta de Twitter.

El Gobierno estadunidense ha impuesto sanciones a dos ministros turcos y ha duplicado los aranceles al acero y aluminio de Turquía, mientras que Ankara ha respondido de forma recíproca, aumentando las tasas entre un 10 % y un 140 % a algunos productos estadunidenses.

Las persistentes tensiones han profundizado la desconfianza de los inversores en la economía turca, lastrada con una alta deuda en divisa extranjera y un elevado índice de inflación, y ha acelerado en agosto la depreciación de la lira turca.