Año tras año se abren las heridas del recuerdo que evita la amnesia colectiva, gritando al unísono “¡2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA!”, en contra de la impunidad y el olvido, ante la trágica noche que se suscitó en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco, durante el movimiento social de protesta en 1968, donde cientos de estudiantes fueron asesinados por efectivos del Ejército Mexicano y el Batallón Olimpia.

Este movimiento estudiantil surgió a partir de la ocupación militar y policial en planteles escolares, con la justificación de que se encontraban en una riña de alumnos de la Escuela Vocacional 5 y la Escuela Preparatoria particular Isaac Ochoterena, el 23 de julio de 1968, derivando en manifestaciones durante los siguiente días donde los estudiantes fueron atacados por granaderos.

A través de los meses, se convirtió en un movimiento donde se unieron profesores, obreros, amas de casa, intelectuales y sindicatos, todos en lucha y exigencia de sus derechos, asimismo ya lo integraban estudiantes de laUniversidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto PolitécnicoNacional (IPN), El Colegio de México, la Escuela de Agricultura de Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle (México), Escuela Normal de Maestros, Escuela Nacional de Antropología e Historia y otras 70 universidades del interior de la República.

Sin embargo, el 2 de octubre durante un mitin pacífico convocado por el Comité Nacional de Huelga (CMH), la policía y el ejército comenzó a rodear a los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, donde después los francotiradores del Batallón Olimpia abrieron fuego contra los estudiantes, familias, menores de edad, obreros y trabajadores, falleciendo más de 300 personas.

A 54 años del genocidio contra el movimiento estudiantil, la voz de quienes fueron asesinados y sus demandas, prevalecen entre la sociedad mexicana, exigiendo el fin de la impunidad por este crimen y agravios cometidos en contra del pueblo en diferentes sectores sociales, alzando la voz con la consigna ¡Ni perdón, ni olvido!, donde los universitarios lleven la lucha y visión de sus compañeros de aquel año, forjándose con las armas y herramientas que les da el conocimiento ante la injusticia social, reafirmando su libertad de expresión y carácter revolucionario.
Por los estudiantes y sus luchas, ¡La UAN no olvida, ni perdona!.