54 años después, vuelve a izarse la bandera de EUA en La Habana

La visita del secretario de Estado estadounidense, John Kerry a Cuba y la apertura formal de la embajada estadounidense marca el fin de la primera etapa clave de la normalización de relaciones entre ambos países

Por primera vez en 70 años, un secretario de Estado estadounidense llega a Cuba. John Kerry ha abierto oficialmente este viernes la embajada de EE.UU en este país caribeño, lo que cierra una etapa clave que busca poner fin a la Guerra Fría que separa a estos países desde hace más de medio siglo. Este paso supone un gran avance en el proceso de normalización que arrancó en diciembre pasado, pero que aún está lejos de terminarse.

Publicidad

John Kerry ha llegado a Cuba el 14 de agosto en la primera visita en 70 años de un secretario de Estado de EE.UU. a la isla, donde ha participado en la ceremonia de apertura formal de la embajada de EE.UU. en La Habana, que fue abierta de facto el pasado 20 de julio, cuando quedaron restablecidos oficialmente las relaciones diplomáticas entre ambos países. Kerry presidió la ceremonia de izado de bandera estadounidense, en la que participarán tres de los marineros que la arriaron en 1961.

Durante su visita, que dura solo un día, Kerry se ha reunido con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, para ofrecer una conferencia de prensa conjunta, de forma análoga a la ceremonia de apertura de la embajada cubana en Washington celebrada el pasado mes de julio. No está previsto ningún encuentro entre el canciller estadounidense y el presidente cubano, Raúl Castro, ni tampoco con Fidel Castro.

EE.UU. aún no ha designado embajador en Cuba, y su misión diplomática será presidida por el encargado de negocios, Jeffrey DeLaurentis. El personal de la misión aumentará de 50 hasta 75 personas, y los diplomáticos estadounidenses ya no tendrán que obtener permiso para viajar por Cuba.

La visita de Kerry a Cuba y la apertura formal de la embajada estadounidense marca el fin de la primera etapa clave de la normalización de relaciones entre ambos países, proceso iniciado en diciembre del 2014 gracias a la voluntad política de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. En las siguientes etapas se prevé que los dos países intensifiquen su cooperación en una amplia gama de cuestiones económicas, financieras, comerciales y de seguridad.

Los países esperan profundizar su nivel de cooperación marítima para hacer frente al terrorismo y al narcotráfico en la región, así como para atender el problema de la migración. Entre los delegados que visitarán Cuba con John Kerry figuran cargos de los Departamentos de Tesoro y de Comercio, ya que uno de las cuestiones más acuciantes pasa por el desarrollo de las relaciones económicas y comerciales, bloqueadas por el embargo. Los temas medioambientales y de salud pública también figuran en la agenda.

Uno de los resultados más visibles de la apertura de relaciones entre Cuba y EE.UU. es el incremento de las visitas mutuas entre los ciudadanos de ambos países. De hecho, el turismo estadounidense en Cuba ya ha crecido un 36% durante los primeros cinco meses del 2015.

No obstante, una serie de cuestiones aún no resueltas ponen de relieve la fragilidad de este proceso de normalización de relaciones entre los dos países. Eso sin mencionar el embargo económico que perjudica a Cuba desde hace más del medio siglo, y sin cuyo levantamiento La Habana se niega a culminar el proceso.

Por su parte, EE.UU. quiere que Cuba compense con miles de millones de dólares a los negocios cubanos y estadounidenses perdidos tras la revolución. No en vano, Fidel Castro recordó este jueves que EE.UU. «adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños que ascienden a cuantiosos millones de dólares».

Durante la apertura de la embajada de Cuba en EE.UU., el pasado 20 de julio, el canciller cubano mencionó el problema de Guantánamo, la tristemente célebre base militar que EE.UU. sigue controlando en territorio cubano. Asimismo, el canciller denunció las acciones «imperialistas» de EE.UU. en América Latina, refiriéndose sobre todo a Venezuela.

Paralelamente, otro problema esencial que tiene que resolver EE.UU. es la fuerte oposición de los disidentes e inmigrantes cubanos, que, tradicionalmente, se oponen a cualquier intento de cooperación con Cuba. De hecho, siguen alzándose fuertes las voces críticas que acusan a Cuba de violar los derechos humanos, y que se oponen a la decisión tomada este año por EE.UU. de retirar a Cuba de las ‘listas negras’ de países que patrocinan al terrorismo y el tráfico de personas.

Por su parte, la política estadounidense Gloria la Riva afirma que el bloqueo de EE. UU. ha dañado la economía cubana de manera significativa. Sin embargo, ha destacado que muchos opositores estarán en contra del levantamiento del bloqueo.

La apertura de la Embajada de EE.UU. en Cuba supone una institucionalización del proceso del diálogo y comunicación entre ambos países, ha señalado el profesor e investigador Arturo López-Levy, subrayando que la ausencia de embajadas y mecanismos que facilitaran la comunicación entre los gobiernos «era una situación anormal, fuera del derecho internacional».

No obstante, el analista ha hecho hincapié en que los temas que quedan por discutir son «muy difíciles y muy escabrosos». En primer lugar, López-Levy se ha referido a la política del embargo. «En la medida en que rápidamente el presidente o el Congreso norteamericano pasen a desmontarlo, será un avance, pero está difícil porque hay un balance de fuerzas, sobre todo en la Cámara de Representantes, que es hostil a estos movimientos», ha comentado.

En segundo lugar, ha subrayado la importancia de la cuestión de Guantánamo. «Está claro hasta para la Corte Suprema norteamericana que este territorio pertenece a Cuba», ha comentado el analista, añadiendo que al mismo tiempo la renta que se paga «por estos 117 kilómetros cuadrados es menor que por un APARTAMENTO en el bajo Manhattan». En tercer lugar, López-Levy ha mencionado una serie de programas que supuestamente «son para la promoción democrática que, en realidad, han sido muy mal manejados y, básicamente, han sido una entrega de dinero y apoyo a aquellos cubanos seleccionados por EE.UU. que simpatizan con la política de embargo».

 

 

Publicidad