Alejandra Azcárate comparte 18 pasos para que las mujeres decidan ser más solidarias consigo mismas
Las mujeres, además de poseer un sexto sentido innato, también nos caracterizamos por tener una memoria no sólo prodigiosa sino selectiva. Recordamos con facilidad lo que nos conviene y desechamos lo que consideramos insignificante o innecesario.
Sin embargo; sería bueno que nuestra mente conservara activas ciertas premisas que nos permitieran crear, o por lo menos intentar generar, una lealtad de género que hasta hoy, en la mayoría de casos, no se logra.
Si en los negocios existen los contratos, en los hogares las reglas y en las religiones los mandamientos, de igual forma entre mujeres debería haber unos códigos inquebrantables para preservar la supervivencia colectiva.
- No criticarás lo que en silencio tú también haces o has hecho.
- No basarás tu criterio en suposiciones sin fundamento.
- No divulgarás lo que no te consta por el hecho de sentirte importante al saber lo que no te importa.
- No adularás lo que por detrás agredes.
- No señalarás con envidia lo que anhelas con deseo.
- No desacreditarás los logros ajenos por tu frustración al no haberlos alcanzado.
- No querrás parecerte a quien dices admirar.
- No sobrevalorarás tu triunfo si el camino lo recorriste junto a alguien.
- No subestimarás con arrogancia a tu enemiga.
- No usarás tu atractivo físico para adquirir lo que tu cabeza no te ha permitido.
- No le quitarás la pareja a quien tampoco desea estar sola.
- No juzgarás sin piedad lo que ya viviste sin consuelo.
- No serás hipócrita creyendo que eres diplomática.
- No destruirás con tu palabra lo que otra construyó con sus manos.
- No abusarás de la fragilidad ajena a través de tu fortaleza.
- No llevarás la vida que otras decidieron.
- No celarás lo que no te pertenece.
- Aceptarás poner en práctica por lo menos uno de los puntos anteriores.
Ser mujer es un camino gratificante, dignificante y maravilloso. Lastimosamente, serlo y vivir entre mujeres es un reto que todas enfrentamos por obligación. Resulta doloroso ver cómo nos despedazamos en vez de unificar poderes y trascender. Si bien es cierto que no somos perfectas, ya es hora de que por lo menos intentemos dejar de ser unas caníbales rosadas.