Para transformar el desecho en algo útil, se extrae la sustancia tóxica de la colilla en un proceso que tarda entre 10 y 15 días.
En México, se tiran alrededor de 5 mil millones de colillas al año, lo que produce altos niveles de contaminación, sin embargo, unos estudiantes mexicanos han encontrado un uso especial a estos desechos.
Alumnos de la Universidad Tecnológica de México (Unitec) se sirven de las colillas de los cigarrillos para crear objetos como cuadernos o macetas, a base de pulpa de celulosa, sin impacto ambiental.
Ecofilter, proyecto ganador del «Premio Unitec a la Innovación Tecnológica para el Desarrollo Social», permitirá evitar la tala de 3,094 árboles cada año, contribuyendo así a mantener limpios alrededor de 381,000 de litros de agua.
La propuesta consiste en la recaudación de colillas de cigarro, ya sea por medio de colectas o contenedores específicos, con el objetivo de dar otro uso a estos residuos tóxicos, explica Paola Garro, líder del proyecto.
Queremos liberar al entorno de este contaminante silencioso, que se tira incontrolablemente al suelo y provoca grandes daños a la naturaleza y el medioambiente», expuso la galardonada.
Para transformar el desecho en algo útil, se extrae la sustancia tóxica de la colilla en un proceso que tarda entre 10 y 15 días.
«Una vez terminado este periodo, lavamos la colilla, la dejamos secar y se genera la pulpa de celulosa licuada o en seco», dijo Garro.
La finalidad del proyecto es revolucionar el área de papel en México ante la ausencia de una industria sólida que elabore pulpa de celulosa en el país, siendo la mayoría importada de Estados Unidos.
Por ello, señaló la necesidad de que «haya una pulpa de celulosa con procesos reciclados dentro de México y que se pueda abaratar el precio del papel, el precio de los cuadernos e infinidad de artículos de toda esta infraestructura».
Artículos como fundas, suelas, aislantes térmicos y acústicos, ladrillos, papel o cartón son otros de los usos que se le puede dar a este material hecho mediante el residuo de un vicio que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), acaba con la vida de 7 millones de personas al año en todo el mundo.