Pedazos de vida y muerte en el libro de Joaquín Cosío

José Joaquín Cosío (Tepic, Nayarit; 1962), escritor, dramaturgo, poeta y, a veces también, actor, llega a Chiapas para compartir en versos la otra frontera, el otro extremo, la otra geografía. Pero que es una misma nostalgia, un mismo recuerdo, un mismo dolor: Bala por mí el cordero que me olvida (2018).

La obra literaria “traza el paisaje de una ciudad negra y sitiada, fantasmal y con la marca de una violencia inmerecida. También nos lleva a recorrer los vericuetos de una memoria que reconoce a las mujeres de un pasado familiar como sus principales figuras tutelares. Así realiza un tránsito delicado hacia la femineidad amada y distante, apenas tenida como relámpago verbal”, así describen el libro del escritor formado bajo las líneas de David Ojeda.

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Balam Rodrigo asegura que el poemario es un homenaje a las obras de teatro y al trabajo cinematográfico donde Joaquín Cosío ha tenido participación. Sobre todo destaca cómo el escritor no deja de tropezarse con las mujeres muertes, hace referencia a los paisajes y a los elementos del desierto: “Bala por mí el cordero que me olvida es poesía hecha de nostalgia, pedazos de vida y muerte compartidos con el lector”.

Hace referencia también a la preocupación estética, a la poesía testimonial, familiar y amorosa y al compromiso con el lector. Joaquín Cosío habla de las fronteras, de la ignominia en la situación de los migrantes y de las muertas de Ciudad Juárez -en particular-, que registra con su poesía y comparte en Bala por mí el cordero que me olvida a través de cuatro apartados: “La ciudad que no vuelve”, “Toda mujer es secreta”, “Poemas familiares” y “Mutis”, en ésta última presenta una serie de pequeños monólogos de personajes que ha interpretado, como el exluchador “Mascarita”, en Matando Cabos; el agente Chucho Juárez, en Pastorela; un boxeador en decadencia que comete un crimen durante un apagón, en El mar muerto; o un forajido mexicano en El llanero solitario.

Aunque el cine le ha reservado personajes oscuros por la crudeza de su rostro, es en la poesía donde se halla el ser humano que registra en versos la inseguridad en el Norte del país, paisajes que se tornan oscuros cuando descubre un cuerpo flotar en el río, contextos cuando describe piezas de arte en hogares familiares y la sensibilidad de un hombre fuera de las pantallas.

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