La nueva ley establece que la posesión de pequeñas dosis no es un motivo de arresto, y autoriza el uso con fines religiosos, medicinales, científicos y terapéuticos
Tras décadas de debate, el consumo de pequeñas cantidades de mariguana con fines medicinales y religiosos es desde hoy legal en Jamaica, un país donde esta planta es venerada por rastafaris, cantada por músicos de reggae y promocionada casi como un producto nacional.
Los cambios legislativos estipulan que ya no será delito consumir mariguana en pequeñas cantidades ni portar un máximo de dos onzas (56 gramos).
Así lo estableció la Cámara de Representantes de Jamaica, al aprobar anoche en último debate una enmienda a la Ley de Drogas Peligrosas de 1948 que despenaliza el consumo de mariguana. A comienzos de mes la iniciativa ya había recibió el visto bueno del Senado.
Sin embargo la persona será multada con una falta administrativa.
Además, su consumo será totalmente legal para quienes cuenten con una licencia, que se concederá a los jamaiquinos que demuestren intereses religiosos (reclamados por los rastafaris) o medicinales. Para ello se creará la Autoridad de Permisos de Cannabis.
El cultivo de hasta cinco plantas en cualquier sitio será permitido en la isla, donde desde hace tiempo la hierba ha estado arraigada culturalmente pero seguía siendo ilegal.
Finalmente, la ley establece que se entregarán licencias para permitir una industria legal para el uso de marihuana con fines medicinales y el cultivo de cáñamo industrial.
Según el ministro de Seguridad Nacional de Jamaica, Peter Bunting, este cambio es significativo porque corrige décadas de criminalizar a decenas de miles de jamaiquinos, la mayoría hombres jóvenes negros pobres, por poseer un poco de droga.
Esta autorización de la legislación no significa que todos puedan sembrar transportar comerciar o exportar ganja. Las fuerzas de seguridad seguirán ejerciendo rigurosamente la ley jamaiquina de acuerdo con nuestras obligaciones en tratados extranjeros», señaló Bunting en el Parlamento.
El Gobierno de Jamaica reconoció en 2003 al culto rastafari como religión, tras una sesión del Tribunal Constitucional en la que se advirtió que ello no suponía la legalización de la ‘ganja’, cuyo consumo defiende ese credo.