Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera fue declarado culpable de todos los cargos de narcotráfico en su contra en un tribunal federal en Brooklyn, Nueva York, lo cual implica una eventual sentencia a cadena perpetua.
El veredicto en el sexto día de deliberaciones del jurado de 12 personas determinó que el acusado es culpable de todos los 10 cargos de narcotráfico, uso de fuerza armada, y lavado de dinero en su contra.
Poco después del mediodía, el juez Brian Cogan convocó a los fiscales, los tres abogados de la defensa y a “El Chapo” después de recibir mensaje del jurado de que ya habían logrado un acuerdo unánime sobre un veredicto. La corte inició su última sesión con el jurado ocupando sus asientos y entregando su formulario del veredicto al juez, quien lo revisó y después, cargo por cargo, anunció en voz alta las conclusiones. “Culpable” repitió en cada uno de los 10 cargos.
“El Chapo” y su equipo de abogados al igual que la mesa de la fiscalía repleta de abogados escucharon atentamente. Una derrota para los primeros, un triunfo casi absoluto para el gobierno.
El juez Cogan agradeció al jurado su servicio, elogiando su atención y deliberación, y comentó que la manera en que trabajó en un caso tan complejo fue ejemplar, resaltó que esto confirma la confianza en un sistema que deposita esta responsabilidad de justicia criminal en un jurado de ciudadanos, y afirmó que lo hicieron sentir “orgulloso de ser estadunidense”. Con ello, despidió al jurado anónimo.
Inmediatamente después seleccionó una fecha -25 de junio- para dictar la sentencia en este mismo tribunal. Y con ello, en el día 44 de sesiones, el juez declaró concluido este proceso judicial.
Guzmán, en un traje azul oscuro, camisa azul y corbata gris oscura, solo volteó hacia donde estaba sentada su esposa, Emma Coronel, en la galería del público y le envío besos voladores antes de ser escoltado por los alguaciles a la salida para los reos. Coronel, con ojos lagrimosos, no mostró mucha emoción y salió sin comentarios.
Así, después de tres meses (el juicio en sí arrancó el 13 de noviembre de 2018) y 57 testigos, miles de documentos y exhibiciones, el destino del quien fue llamado el capo más poderoso del mundo concluyó con “El Chapo” escuchando el veredicto, y sin palabras, enviado de regreso a un centro de detención en Nueva York para esperar su sentencia formal en unos tres meses.
En el lobby del edificio de tribunales estaban desplegados alguaciles en uniformes de combate armados con rifles de alto poder, cascos, y radios aparentemente para asegurar al edificio ante cualquier tipo de ataque.
La fiscalía celebró el resultado como un triunfo para la ley en ambos lados de la frontera. El fiscal distrital Richard Donoghue declaró a la prensa frente al tribunal federal, bajo una lluvia de hielo, que “hoy Guzmán Loera ha sido obligado a rendir cuentas” y colocó al acusado en un lugar en donde “no hay escape”. Agregó que “esta es una victoria para el pueblo estadunidense” del cual Guzmán “ganó millones vendiendo droga ilícita y envenenando a nuestras comunidades”, y “una victoria para el pueblo mexicano y para quienes han perdido más de 100 mil vidas” en la violencia vinculada con el narcotráfico. Subrayó que con este caso se demuestra que los que dicen “que no vale la pena librar la guerra contra las drogas están equivocados”.
Su jefe en Washington, el procurador general en funciones Matthew Whitaker elogió el veredicto contra a quien responsabilizó de “inundar las calles de Estados Unidos” con toneladas de cocaína y otras drogas ilícitas, y que además dejó una ola de “corrupción y violencia en comunidades tanto en México como Estados Unidos”.
Declaró que “este caso… sirve de mensaje irrefutable a los capos que permanecen en México, y aquellos que aspiran ser el próximo ‘Chapo’ Guzmán, que eventualmente serán capturados y procesados. Finalmente, este veredicto demuestra que Estados Unidos, trabajando en asociación cercana con el gobierno mexicano, continuará llevando todos los recursos posible para su lucha contra narcotraficantes internacionales y sus organizaciones violentas”.
Uttham Dillon, administrador en funciones de la DEA, comentó que el veredicto demuestra el compromiso de sus agentes junto con otros, incluyendo contrapartes mexicanas, de “traer al narcotraficante más peligroso y prolífico del mundo a la justicia”.
Obviamente, los abogados defensores vieron el resultado de otra manera. “Claro que vamos a apelar”, afirmó Jeffrey Lichtman, insistiendo en que “esta lucha no ha acabado” e informó que “El Chapo” “es un tipo que nunca se da por vencido”.
Ante lo que llamó un desfile casi inédito de testigos cooperantes y la “avalancha” de evidencia, Lichtman indicó que “hicimos todo lo que podíamos” pero al final, “no fue suficiente” y también culpó a los medios por haber enjuiciado a su cliente desde antes del juicio, anulando con con ello la posibilidad de que imperara el principio de que uno es inocente hasta comprobarse su culpabilidad.
Los otros dos abogados defensores, Eduardo Balarezo y William Purpura también expresaron su insatisfacción con el proceso y el resultado. Balarezo dijo que este juicio se inició con la idea de que su cliente era culpable, y por lo tanto “estábamos luchando contra una percepción” ya establecida.
Con “El Chapo” y varios de sus socios y cómplices que testificaron aquí en centros de detención, el volumen de cocaína y otras drogas ilícitas es más alto que nunca, según las cifras oficiales más recientes.
En referencia al narcotráfico y si el negocio se podría acabar sin él, “El Chapo” declaró, en un video trasmitido por Rolling Stone a principios de 2016: “no, no se acaba, porque de día con día habemos más personas y esto no se va a acabar nunca”.