Véritas Liberabit Vos
Las elecciones de este martes 17 de marzo pondrán en claro cuál es el sentir de un pueblo que se debate en la decisión de permanecer en la derecha ortodoxa representada por el primer ministro Benjamín Netanyahu quien ostenta el poder desde hace ya casi 14 años y que encarna la estabilidad en las relaciones con los Estados Unidos, la combatividad perenne frente a los palestinos, el escudo frente a la posición de la alianza de los países árabes representados principalmente con Irán y con Siria en su permanente presión y acoso, pero también aduce una baja considerable en las condiciones socioeconómicas de los ciudadanos, un cierto grado de casos de corrupción asì como una sensible preocupación por la seguridad de las provincias de ese territorio otrora visto como un gigante difícil de tocar y que ante la postura para ellos dubitativa de su primer ministro ante la opinión mundial es que le señalan responsabilidad de una baja en la imagen de Israel ante el mundo.
Del otro lado representando a una izquierda un tanto de coalición con fuerzas que han ido surgiendo de diferentes partidos pero que distan en la forma de afrontar la problemática está el candidato Isaac Herzog quien a diferencia de Netanyahu no proviene de los avatares de las distintas guerras de ese país, no ha sabido lo que es estar al frente de batalla, se presenta sin el olor a pólvora y a gloria como es acostumbrado en Israel, sin el arrastre oratorio visto como un complemento indispensable en el liderazgo hebreo, así, con la simple consigna de capitular la imagen desgastada de su opositor flanquea una disputa por el poder en unas posibles elecciones que pueden tener un desenlace de resultados muy parejos.
Atrás han quedado liderazgos enormes que llevaron a los israelitas a considerar su fortaleza y seguridad frente a las naciones con quien ha existido un encono de siglos, hablamos así de personajes como David Ben Guriòn con quien prácticamente se fundó el Estado de Israel, de individuos como Moshe Dayàn participante de la Guerra de los Seis días y del Yom Kippur y quièn fue un destacado ministro del exterior, similar situación con Ariel Sharòn exitoso jefe militar, estratega y político, quièn carga bajo su historia la masacre de Sabra y Chatila, la primer ministra mujer Golda Meir o los premios nobel de la paz como lo fueron Isaac Rabin y Shimòn Peres nombres que han ilustrado el desarrollo de este país desde 1948 todo ello en un marco polémico y controversial para el devenir de la historia.
Ante esta falta de posicionamientos radicales que han acostumbrado al mundo a ver un país beligerante y con apoyos muy definidos por los liderazgos ejercidos, en esta ocasión los votantes llegarán a las urnas con la disyuntiva de votar por la continuidad que representa el Likud o partido en el poder propugnando por una continuidad de derecha pensando en una posición más radical hacia los territorios palestinos y hacia los países árabes que brinden la seguridad de sentirse arropada por las negociaciones ante quien ostente las riendas del poder de la Casa Blanca, o la otra opción buscar un cambio dando un giro al centro izquierda castigando asì la que para ellos ha sido un gobierno débil con poco firmeza en las políticas exteriores y con un retroceso en materia económica, corriendo asì de darse el cambio con el riesgo de quedar en desventaja en materia de seguridad ante sus vecinos árabes y el Estado Islàmico que cada vez adquiere más fuerza.
Tal vez la derecha triunfe por un margen muy escaso, de ser asì el temor será referente a la tregua con los asentamientos de Gaza ya que creemos que una vez afianzado en el poder el Primer Ministro Netanyahu buscara legitimar su triunfo fortaleciendo su posición y refrendando para su pueblo el espíritu nacionalista que tanto le exigen, lo cual sería volver a vivir bombardeos y ataques con la crueldad ya sabida, es ahí donde las diplomacia y la fuerza del presidente Obama deberá hacerse valer en beneficio de la humanidad.