Breve historia de la ganadería en nuestra región (Parte II)

En Los Tiempos De…

Durante siglos, las haciendas del valle fueron grandes criadoras de ganado. Entre estas haciendas destaca “las monjas”, llamada también Papachula en donde hoy se asienta San José del Valle. Los ganaderos más renombrados de Compostela fueron dueños en su momento de Papachula y criaron en estas tierras, vacas, novillos y toros por millares. En esos tiempos se decía que en la jurisdicción de Compostela abundaban yeguas, caballos, novillos, terneras, ovejas, carneros, cabras y lechones, y que en las estancias de la bahía de Banderas una res valía dos pesos.

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Aunque a principios del Siglo XX los nombres de “las monjas” y Papachula parecieron olvidarse para dar paso a las haciendas, la producción de ganado siguió siendo notable. Hacia 1945, ya pasado el reparto ejidal, los hacendados conservaban todavía grandes rebaños. Aún se recuerda a los Arreola de San Juan de Abajo, a los Maisterrena de El Colomo, a Félix Ponce del Texcalame, a Natividad Hernández de San Ignacio. Todos ellos sobrepasaban el millar de cabezas de ganado y eran excelentes criadores de novillos y bueyes para jalar las yuntas de arado y siembra.

Hasta mediado Siglo XX, las razas de ganado traídas por los españoles no habían cambiado mucho: animales de cuernos largos, fuertes y delgados, cabeza chica, grupa ancha y musculosa; bajos de tamaño y de peso; color negro, café, retintos, pintos o berrendos e incluso blancos; de carne fibrosa y poca leche. En síntesis, un animal adaptado al pastoreo  y a una alimentación con semillas naturales y hojas, conocido hasta mediado siglo XX con el nombre de “ganado criollo”.

Siendo Gobernador del Estado Gilberto Flores Muñoz, se estableció la Estación Nacional de Cría de Ganado Cebú en Compostela, que dio impulso a la ganadería local: se introdujo esta raza de ganado, más apropiada para la costa y se iniciaron algunas campañas de combate a las plagas del ganado. Los grandes ganaderos eran mayoría pequeños propietarios o familias que tradicionalmente se habían entendido en los asuntos del ganado de forma exitosa. El Censo Agropecuario que fue levantado con motivo de una ampliación del Ejido de Valle de Banderas en 1962, arrojó un total de 16 229 cabezas de ganado mayor en este poblado.

A partir de 1963 se intensificaron las campañas contra el derriengue, la rabia, el gusano barrenador y otras enfermedades del ganado. Durante el sexenio de Luis Echeverría, la Unión de Ejidos introdujo en nuestra región nuevos pastos, construyó baños garrapaticidas, represas, bebederos, cercas y favoreció el surgimiento de asociaciones ganaderas. Se extendieron las razas indubrasil y brahmán. En esta época se construyó el Distrito de Riego Valle de Banderas, aumentando la producción de granos y especies forrajeras. La suma de estos factores hizo aumentar los hatos de ganado en nuestra. Hacia 1985, al inicio de una serie de exposiciones agrícolas y ganaderas en San José del Valle, sólo este poblado registraba alrededor de 27 mil cabezas de ganado y un número parecido tenían Valle de Banderas y San Juan de Abajo. Pero el bajo precio de la carne comparado con el alto costo de manutención, las restricciones a la ganadería extensiva, el desarrollo inmobiliario en tierras que fueron de pastoreo o productoras de granos y otras causas, pusieron en jaque a la ganadería de nuestro municipio en el presente siglo. Hoy, según reconoce Armando Peña, presidente de la Asociación Ganadera de San José del Valle, la tendencia general de la ganadería es a la baja. Y manifiesta que “la Expo Ganadera Bahía de Banderas 2015, que impulsa el presidente municipal José Pérez, será una  oportunidad para que los ganaderos del municipio encuentre la forma de repoblar sus rebaños con vaquillas y sementales de buenas razas, como es la intención del gobierno”.

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