Con visión ciudadana
Aún así, el ejercicio es sin duda atractivo y existen personas que no sólo las ven con gran validez sino que además las buscan y las exigen como parte de una información política completa, de ahí que durante este proceso electoral federal aún se puedan ver en los medios de comunicación, la ley de la oferta y la demanda es, a diferencia de las encuestas, muy sólida y mientras la gente las requiera y las valore, habrá encuestas que muestren las preferencias electorales. Hace unos días, un grupo editorial con gran reconocimiento a nivel nacional, publicó una encuesta donde declaran a favor de un partido en singular, el tricolor, las preferencias electorales de la gente, con una pequeña muestra de apenas mil 62 adultos, todos con su credencial vigente, se llegó a la conclusión de que de realizarse hoy las elecciones, los potenciales diputados del PRI tendrían las de ganar, como lo han venido realizando sistemáticamente en el pasado.
En lo personal, las encuestas no me parecen ni interesantes, ni útiles, la realidad por lo menos para un servidor es que las contiendas electorales son por si solas emocionantes y dignas de seguirlas de cerca, por lo que adelantar un posible resultado resta y mucho a la contienda, esto muy independientemente de si son o no correctas, eso es materia de otro debate que no viene al caso en este comentario.
Ciertamente ya estando la información al ojo de la luz pública, es difícil no analizarla y si bien por decisión propia lo referente a los propios partidos, sus ventajas o desventajas no será materia de este comentario si me gustaría resaltar dos datos en específico que arrojó la multicitada encuesta nacional, un tanto distante de los posibles vencedores, la encuesta abordó dos asuntos que considero ganan en importancia a quien lleva las preferencias entre los votantes, en primer lugar la casa encuestadora, cuestionó a los ciudadanos si la tediosa publicidad que recibimos a través de los medios masivos de comunicación era de alguna utilidad al momento de decidir su voto y en segundo lugar si los ciudadanos conocen y confían en el aún fresco Instituto Nacional Electoral, los resultados personalmente me resultados intrigantes.
En primer término sobre la utilidad, o falta de ésta, de los comerciales políticos que a diario nos bombardean tanto en el radio como en la televisión cabe destacar que una amplia mayoría de los encuestados contestó que la publicidad de hecho no le sirve de ninguna forma para fortalecer su opinión sobre que partido o que candidato va a apoyar en las urnas, casi un 60% de los encuestados declaró que para ellos la molesta e insistente publicidad en radio y televisión era igual a nada, minutos y minutos al aire son para una mayoría de la población espacio basura, realmente interesante porque debemos recordar que estos spots representan un costo importante para el erario públicos, son nuestros impuestos los que están financiando comerciales que no están logrando su objetivo y que son a decir verdad muy muy molestos a mi personal punto de vista.
En segundo lugar, otro elefante blanco que es revelado por esta encuesta es el recientemente renovado, aunque sea de nombre, Instituto Nacional Electoral, el instituto que alguna vez conocimos como IFE o Instituto Federal Electoral y que necesitó el cambio de nombre por la fuerte pérdida de confianza por parte de la ciudadanía, desconfianza que aparentemente por lo que revela la encuesta continúa, un abrumador 65% de los encuestados contestaron que en su mente el INE es únicamente un juguete, una fachada para encubrir a los partidos políticos que hacen lo que ellos quieren, sólo uno de cada cuatro ciudadanos en edad de votar, en nuestro país según las estadísticas de la encuesta, creen que el INE es un organismo imparcial que organiza las elecciones, algo sin lugar a dudas muy grave pues por más que pudiera estar errada la proporción de la encuesta, el hecho que sea una mayoría la que piensa esto es difícilmente controvertible y de nuevo al igual que con los spots políticos, el instituto representa un gasto descomunal para nuestros bolsillos, millones y millones de pesos son destinados a una institución en la que la gente simplemente no cree, definitivamente grave.
Los números pueden variar un tanto de lo que en realidad está en la mente de los ciudadanos, sin embargo este tanto, nunca será suficiente para argumentar que se están invirtiendo bien nuestros impuestos por lo menos en estos dos casos en particular, aunque quien sabe, quizá la tendencia es positiva y en unos años que tengamos de nueva cuenta elecciones federales, tanto los spots como el propio instituto estarán mejor evaluados, puede ser ¿no?