Los candidatos. En esta categoría parece que la cosecha de sinvergüenzas nomás no acaba. Llevamos tres semanas con el “ratero nuestro de cada día”. Hemos escrito de varios aspirantes a gubernaturas y no son todos. Ahora es Jorge Luis Preciado, el panista que busca gobernar Colima. Recordemos un episodio suyo del año pasado. El martes 4 de febrero, día laboral para la mayoría de los mexicanos, aunque, si eres legislador —y no sólo legislador, sino también presidente de la Coordinación Política del Senado—, pues te puedes dar un lujo que, además, no lo sienta tu cartera, que para eso pagamos impuestos. Ese día, Preciado decidió festejar el cumpleaños de su esposa. En un acto que él entendió como “festejo porque le tocaban los tamales”. Hasta mariachis llevó, sirvió comida y decenas de botellas de vino, con los menesteres del servicio, personal del Senado. Al otro día, cuando el escándalo se dio a conocer, se limitó a enviar un comunicado de dos parrafitos diciendo que se trató de un festejo con el personal, que no fue nada personal. Aunque estuvieron su esposa y sus familiares. Y, así como mintió en aquella ocasión, lo hizo ahora siendo candidato. Dijo tener dos inmuebles con un valor de dos millones de pesos cada uno. Y otros cinco que suman casi cinco millones. ¡Pero en realidad tiene once! On-ce, y su valor es mucho más de lo declarado: 62 millones. ¿Se le habrá olvidado reportar los otros inmuebles con valor de 55 millones? ¡Qué olvidadizo candidato! Pues aquí se los recordamos, en total son dos terrenos producto de un cobro “a lochino” que le hizo a una persona llamada Gabriel Salgado. Otra casa también resultado de un cobro similar que le hizo a un tal Gerardo Carrillo Celis. Estos datos, según el Registro Público de la Propiedad. Se le olvidaron también dos casas con valor de casi 600 mil pesos, y otra con valor de 550 mil pesos, respectivamente. También se sabe que está construyendo un hotel en forma de castillo, porque es de gustos sencillos y, aunque dijo que lo hace en una superficie equivalente a dos terrenos, en realidad equivale a tres. Dijo que el valor de esta área era de 900 mil pesos, pero no, vale 23.5 millones. Mintió, por si fuera poco, sobre otro terreno, cuando dijo que valía dos millones, pero la neta es que vale 22. Y, bueno, eso además de sus autos y sus cuentas bancarias.
La juez. El caso de la joven Alondra se ha resuelto bien para ambas partes. La primera, que fuera llevada, tras una extraña decisión de la juez a cargo, a Estados Unidos, está de regreso en casa, con sus padres y la familia que ha conocido durante toda su vida. Un final feliz para ella y sus padres. Y, afortunadamente para Dorotea García, la mujer que reclamaba en principio la maternidad de la primera Alondra, el caso encontró respuesta. Su Alondra fue encontrada y está a punto de reunirse con ella, ya hay una prueba de ADN que respalda su parentezco. Y, sobre esto, la SRE anunció que serán ellos y no una juez —que hasta la fecha no ha dado una explicación— quienes se encarguen del encuentro, porque la protección del bienestar de la menor es primordial en estos casos.
Algunos maistros (sic). El 15 de mayo. En México celebramos a quienes tienen en sus manos una de las profesiones más nobles y necesarias: la de la enseñanza. Todos hemos tenido maestros y maestras maravillosos: aquellos que enamoran del conocimiento. A ellos toda nuestra gratitud y reconocimiento. Aunque, tristemente, es gracias a aquéllos que, como bien dirían los maestros, nomás van a calentar la banca. Si es que van. Porque ayer me comentaban en Twitter que hubo muchos maestros que decidieron agarrarse su puente para autocelebrarse. No sólo hoy: desde ayer no se pararon por los salones de clase, a pesar de que no es una celebración oficial. Y cuando no son los puentes, entonces son las marchas y la disidencia que han convertido a la educación en uno de los rubros con más atraso en el país. Hace un par de días, el World Economic Forum daba a conocer un reporte que nos ubica como el país número 102 en una evaluación que calificó la calidad de la educación primaria. Quedamos en el 107 en la que califica el sistema educativo medio y superior. Y de los números de la OCDE, mejor ni hablamos, que siempre estamos en el último lugar. Y un país sin educación de calidad no puede más que formar a un alto número de ciudadanos “sinvergüenzas”…