Se trata de una ceremonia en la que se utilizan patos, que son amarrados de las extremidades a una estructura, y donde un concursante debe arrancar la cabeza del ejemplar vivo
Por la probable comisión de actos de crueldad animal durante la realización de un ritual de sangre y muerte en Yucatán, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) interpuso una denuncia ante la Fiscalía General y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del estado.
Todo comienza con las piñatas que son apaleadas con animales vivos en su interior
La actuación derivó de una denuncia ciudadana presentada ante la Delegación de la Profepa (a través de redes sociales y correo electrónico) en la que se alertaba del maltrato a animales domésticos con motivo de una tradición denominada “Kots Kaal Pato”, realizada en la comisaría de Citilcum, municipio de Izamal.
De acuerdo con las versiones, se trata de una ceremonia en la que se utilizan principalmente patos, que son amarrados de las extremidades a una estructura, generalmente hecha de madera, y donde un concursante debe arrancar con sus manos la cabeza del ejemplar vivo
“A pesar de que los actos de crueldad en animales domésticos no son competencia de esta dependencia federal, la Profepa consideró necesario interponer una denuncia ante los órgano mencionados, ya que dicha conducta es contraria a la Ley para la Protección de la Fauna de esta entidad federativa y demás ordenamientos aplicables en la materia», precisó.
De este modo, corresponde al estado de Yucatán aplicar la normatividad correspondiente, de ahí la determinación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de presentar la denuncia para los efectos legales a los que haya lugar.
En el centro del poblado de Citilcum se dan cita familias completas, donde todo comienza con las piñatas que son apaleadas con animales vivos en su interior, iguanas y tlacuaches capturados la noche anterior.
Ningún ejemplar sale con vida, aquel que logra sobrevivir de los palazos es tomado por la multitud y arrojado de un lado a otro con el fin de que reciba los pisotones finales para después dar paso a la decapitación de los patos, que da nombre a esta ceremonia ancestral.