Caldero Político
El pueblo ya no siente lo duro sino lo tupido ante los abusos de ciertos empresarios y delincuentes que organizan hurtos al por mayor, aprovechándose de la buena fe y la paciencia de los consumidores. En 2014 la PROFECO realizó mil 800 revisiones a gasolineras de todo el país y en el 70% de los casos encontró anomalías o resistencias a la inspección. El robo de combustible y alteraciones en el sistema de despacho de combustible son algunas de las fallas más comunes; entre 2005 y 2010 tres de cada 10 gasolineras presentaban alguna falla. Ahora, de cada 10 verificaciones SIETE presentaron irregularidades. Una de dos: ahora la revisión es más exhaustiva y permite detectar anomalías antes permitidas o no detectadas, o el robo de combustible en gasolineras aumentó mucho apenas en los últimos cinco años. En el periodo 2005-2010 la norma dictaba que se despachaba producto incompleto cuando hacían falta al menos 300 mililitros por cada muestra de 20 litros; en cambio, la norma actual redujo ese valor a 100 mililitros. Se mejoró la ley y el Congreso aumentó también las penas para que el delito sea considerado grave, pero el problema no es la severidad de la sanción sino la efectividad para encontrar a los culpables. En otros países las empresas son extremadamente cuidadosas con sus clientes. Una falla puede costarles demandas por millones de dólares y han tenido que pagar fortunas; en México, en cambio, un engaño de parte del proveedor queda impune con todo y sanción. Creemos que a partir de que las sanciones sean efectivas las empresas se darán cuenta que la ganancia del engaño no paga lo suficiente. No mano dura pero sí mano firme contra los que agreden al pueblo. Ojalá los responsables de cuidar a los consumidores actúen de oficio en beneficio directo de la economía familiar y dejen de solapar a los pillos que hacen todo lo posible por esquilmar a sus semejantes en un desmedido afán de lucro. Veremos y Diremos.