La Verdad… Sea dicha
Diferenciando uno de estos tres puntos y valorando los factores que pueden estar más a nuestro alcance como Directivos Escolares definitivamente encontramos que es la Educación Inclusiva en la que podemos por nuestra cuenta colaborar más en la ruta de alcanzar la Calidad de la Educación, ya que por Educación Inclusiva se entiende el reconocer el derecho que tienen todos los niños, adolescentes jóvenes y adultos a una educación de calidad que considere y respete sus diferentes capacidades y necesidades educativas, costumbres, etnias, idioma, edad etc. Reconocer que todos los niños, niñas, adolescentes, jóvenes pueden aprender y hacer con el apoyo y adaptaciones que puedan necesitarse, eliminando así las barreras que limitan el aprendizaje o la participación de todos ellos en el sistema educativo, ya sean arquitectónicas, sociales, culturales, biológicas, es decir buscar la igualdad de oportunidades para todos.
La Inclusión en la educación no cree en la segregación, ni tampoco considera que haya que hacerle un lugar especial a la niñez con discapacidad o algún trastorno del desarrollo o neurodiversidad como lo puede ser el Autismo, TDAH, Síndrome de Asperger etc.; sino que existe un lugar llamado Escuela, que es para todos no importando su condición, y que hay un proceso social llamado Educación que este proceso se vive en común con cada uno de los educandos sin importar sus diferencias, que ya de principio inminente sabemos que los seres humanos seremos iguales en esencia (somos cuerpo y espíritu) pero todos somos diferentes en existencia y ahí es donde radica mayormente el valor del proceso Educativo en qué el docente deberá ser capaz de extraer de ese ser humano cada una de sus potencialidades para formar del educando un hombre pleno.
Un ejemplo de ello es el caso de niños con Síndrome de Asperger que sabemos en muchas Escuelas son considerados como una dificultad para el desarrollo de la clase simple y sencillamente porque aparentemente “no son” como el común de los demás niños; sobre todo en los aspectos de socialización, forma de entender las indicaciones o reglas establecidas, sensibilidad auditiva o sensorial, velocidad o lentitud al responder, aunque el llamado común de los niños pueda tener otro tanto o más de dificultades en otros aspectos del aprendizaje, no entendiendo que este síndrome puede ser valiosamente integrado cuando es tratado por docentes comprometidos con algún conocimiento de esta situación pero sobre todo con una visión del mundo desde la perspectiva de sus alumnos, lo cual es fundamental para poder entender la dinámica de aprendizaje de cualquier ser humano en condiciones de edad muy diferentes a las del propio docente, que como lo he mencionado en varias situaciones, si soy docente de un cierto grado escolar los alumnos que recibo cada año siempre tendrán la misma edad, pero yo tendré siempre un año más y claro que eso influye.
Por esta razón y en específico del niño con Asperger lo normal es que deba estar matriculado en una Escuela ordinaria, es lo que establece la inclusión educativa ya que es muy importante tener un grupo de compañeros con comportamiento social estándar para lograr la motivación emocional y de grupo, sin olvidar una parte fundamental que en muchos casos se deja de lado; si una de las características a trabajar en el Asperger es la sociabilidad, es en el patio de juegos el lugar decisivo que deberá apoyarse y supervisarse con mayor ahínco y fomentarle la integración con sus compañeros, espacio para observar en qué momento se aísla o aquello con lo que se distrae.
Como vemos integrar al niño Asperger así como otros tipos de características son ejemplos de esta Inclusión que busca dar oportunidad para todos, y comprender que no se necesita para ello de grandes inversiones económicas en un Colegio, sino la voluntad de cada uno de los integrantes de la misma, Directivos, Profesores, Orientadores, Prefectos y sobre todo el apoyo de los Padres de Familia para formar equipo multidisciplinario que entienda, que rompa paradigmas y ayude de una manera noble y responsable en el desarrollo educativo de los niños y niñas. Claro involucra una mente abierta para hacer algunas adecuaciones especiales con el alumno entendiendo en ellas fluctuaciones en épocas de ansiedad o de depresión, de avances y retrocesos, de luces y sombras, pero de esto debe estar consciente la Escuela y tomarlo como ese reto y compromiso ineludible por la calidad del educando.
Las Escuelas del siglo XXI deben estar preparadas para ello, por eso es recomendable que en las Rutas de Mejora de cada plantel así como en las reuniones de los Consejos Técnicos se incluya dentro de los puntos para abatir el rezago educativo la necesidad de conocer sobre estos trastornos y llegar a acuerdos de trabajo, estrategia y compromiso que den ese toque especial al plantel de Inclusión y Equidad para pronto poder ver un Sistema educativo que como marca la Reforma sea viable para todos los alumnos en general sin distinción.