Un parque de atracciones de la ciudad de Shanghái, en China, ha instalado una atracción que está causando furor: un simulador de la muerte. El ‘Death Simulator’ permite a quienes lo prueban pasar por la experiencia de su propia defunción.
Por un precio de alrededor de 60 euros es posible pasar por un horno crematorio y después de volver a resucitar. El ‘muerto’ puede hacer un escrito con sus últimas reflexiones y voluntades, que pueden quemar consigo o llevarse después.
Quienes lo han probado aseguran que es imposible ser la misma persona después de haber pasado por algo así. Precisamente, la intención de su creador, Ding Rui, según ha confesado al Mirror, era educativo: que las personas supiéramos enfrentarnos al duro trance de decir adiós.