Su frondosa retaguardia tiene un inimaginable secreto que ya fue revelado.
Hace unas semanas quedó al descubierto el secreto más íntimo de la socialicé Kim Kardashian, quien conocida mundialmente por su enorme trasero, ventilaron el éxito de su retaguardia al afirmar que usa relleno; no obstante, volvieron a desenmascarar a la esposa de Kanye West y descubrieron que se inyecta.
En algunos episodios de ‘Keeping up with the Kardashians’ ella misma quiso callar a sus detractores al someterse a radiografías para que ya no dudaran de su ‘talento’. Pero es hasta este 2016 que le han quitado la venda de los ojos a sus fans y han considerado continuar apoyándola.
Aunque sus recientes confesiones en las que revela que se inyecta el trasero no es para que le crezca aún más o lo mantenga en su lugar, es más bien por una enfermedad en la piel que padece desde hace años y que únicamente inyectándose en esta área de su cuerpo puede disminuirla.
Y es que la también empresaria tiene que ponerse cortisona debido a la psoriasis que hace poco empeoró su salud, o al menos es lo que por su propia voz relató: «Cada varios años me pongo una inyección de cortisona. De hecho me acabo de poner una porque mi psoriasis empeoró bastante durante mi viaje a Las Vegas. Eso es algo que casi nadie sabe sobre mí».
La estrella de telerrealidad cuenta que a raíz de la primera inyección -que le dejó cicatriz en su retaguardia- fue como se desataron los rumores de que se había puesto implantes, pero lo que jamás imaginaron es que este tratamiento no era para conservar su silueta, sino para combatir la enfermedad que poco después se atrevió a ventilar.
«Hay una foto mía en Miami con un vestido azul eléctrico y otra imagen en la que aparezco caminando por la calle Robertson y en las dos se puede ver la marca de la inyección. Creo que fue ahí cuando empezaron los rumores de que me había puesto implantes”.