Robert Hoge, nació con un tumor del tamaño de un puño justo en medio de la cara, y desde ese momento su vida cambió, pues su rostro comenzó a deformarse conforme esta protuberancia comenzaba a desarrollarse, a tal grado que sus ojos se ensancharon y su nariz terminó aplastándose.
Después de un tiempo, Robert perdió la oportunidad de saber cómo sería su cara si esto no hubiera pasado y dejó de ser estereotipo de belleza, al que estamos acostumbrados.
Los años pasaron y Hoge asimiló que su físico es sólo una parte de sí mismo; sin embargo, se enfrentó a las miradas y las críticas de cientos de personas, que gracias a su madurez fueron siendo insignificantes en su vida.
Ahora, Robert sabe que es difícil enfrentarse a este proceso que le tocó experimentar y sabe que la forma en que lo ven los demás es algo que ya no pega en su espíritu, pues asegura que el verse al espejo todos los días es una manera de aceptar que es feo.
“El primer problema en torno a la fealdad es fingir que no existe”, asegura este hombre, quien dio una entrevista a la revista Time, en la que emitió las siguientes frases con las que busca que otros en su misma posición se acepten como son.
ESTAS FUERON SUS FRASES:
LA FEALDAD NO ES LA AUSENCIA DE BELLEZA
“La definición de la fealdad solo en oposición a lo que es bello reduce nuestro sentido de la normalidad”.
“Un rápido vistazo a la historia demuestra que la definición de la belleza va cambiando, es solo una forma de la moda”.
PODEMOS RECONOCER LAS DIFERENCIAS FÍSICAS SIN ASOCIAR UN VALOR A CADA UNA DE ELLAS
“Debemos dejar de tratar de convencer a la gente que las diferencias físicas no importan”.
“Lo que realmente necesitamos es anular la asociación existente entre la apariencia y el conjunto de características que se le asignan”.
LA BELLEZA ES MILLÓN DE PUNTOS EN EL MAPA
“La belleza es un espacio impugnado. Las nociones de lo que es y lo que no es bello cambian constantemente”.
“Nadie, excepto tal vez los supermodelos, serán guapos si definimos la belleza como un único punto en una línea al lado contrario de la fealdad. La belleza no es el punto final de un mapa, sino un millón de destinos diferentes con un millón de formas distintas de llegar a ella”.