Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Nayarit) descubrieron 57 sitios arqueológicos de origen prehispánico en la llanura deltaica, entre los ríos Grande de Santiago y San Pedro Mezquital, que revelan un importante desarrollo cultural en la costa noroccidental del estado.
Al dar a conocer los resultados de la primera temporada de campo del proyecto “Registro, protección e investigación arqueológica en la planicie costera noroccidental de Nayarit”, Mauricio Garduño Ambriz, su responsable académico, destacó que la mayor parte de estos asentamientos están asociados a tierras cultivables de alto rendimiento.
Detalló que de acuerdo con la prospección sistemática de superficie en las tierras bajas noroccidentales, se trata de 53 asentamientos de carácter habitacional, dos sitios con petrograbados y una covacha de uso ceremonial en el Cerro de Peñas.
Su orientación y configuración espacial, dijo, es muy similar a la de la cueva de Tatéi Haramara, el santuario sagrado de los wixaritari (huicholes) contemporáneos, localizado en la costa del Pacífico del municipio de San Blas.
En el Cerro El Tesorero fue localizado un extenso yacimiento de calcedonia, materia prima local que fue ampliamente utilizada a lo largo de toda la secuencia de ocupación por las poblaciones costeras Aztatlán del norte de Nayarit y sur de Sinaloa.
Para el especialista, el paisaje en las tierras bajas ha sido transformado en el transcurso de los últimos años, principalmente por la nivelación agrícola y la introducción de infraestructura (caminos, canales de irrigación, etc.), y por el desarrollo de la acuacultura en la zona estuarina.
Garduño apuntó que la recurrente nivelación agrícola mecanizada ha dejado al descubierto materiales representativos de diversas fases de ocupación tanto del Clásico como del Posclásico.
La muestra cerámica recolectada en superficie en el transcurso de los trabajos de reconocimiento permitió documentar una larga secuencia de ocupación en la zona, desde el Formativo Terminal (complejo cultural Chinesco, 0-150/200 d.C.) hasta el Posclásico Medio (complejo cultural Aztatlán, 850/900-1350 d.C.).
“Nuestras observaciones preliminares de campo en relación con el patrón de asentamiento regional sugieren que existió una densa población en las tierras bajas inundables durante el Epiclásico, ubicadas en la costa central de Nayarit, lo que posibilitó la cristalización y expansión económica y comercial de la cultura Aztatlán.
Recordó que los complejos procesos de interacción y globalización cultural que caracterizaron a las sociedades del Posclásico mesoamericano, no podrían ser comprendidos cabalmente sin considerar la activa participación que desempeñaron los grupos Aztatlán asentados en el septentrión costero mesoamericano en los principales procesos sociales, políticos y económicos regionales.
Lo que se ha evidenciado, abundó, es que en la zona nuclear costera Aztatlán tuvo lugar un notable desarrollo cultural ininterrumpido, de carácter progresivo.
El arqueólogo precisó que uno de los objetivos prioritarios del proyecto es el de construir mapas, para definir estrategias concretas de protección de los monumentos arqueológicos espacialmente georreferenciados.
En este sentido, el director del Centro INAH Nayarit, Othón Yaroslav Quiroga García, apuntó que el desarrollo a largo plazo de este proyecto de investigación regional permitirá subsanar la actual escasez de información sobre los sitios arqueológicos localizados en las tierras bajas aluviales de uso agrícola y en la zona lagunar y estuarina noroccidental del estado.