La verdad… sea dicha
En la UAN, para cuándo los nombres de los corruptos
Bonito el posteo del Rector Nacho Peña, trabaja en gestiones para solucionar el problema financiero de la Universidad, dice que para el corto y mediano plazo. Ya se entrevistó con el Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade. Ha tenido el apoyo de algunos senadores para su difícil gestión, y aunque no ha dicho si consiguió algún financiamiento o no, al parecer hay la lleva. Bien por el Rector. La pregunta es; ¿Y la bola de corruptos para cuándo serán dados a conocer? Porque no quiero pensar que el vergonzoso asunto tendrá un final de borrón y cuenta nueva, eso no fue lo que don Nacho expresó en su discurso, él prometió llegar hasta las últimas consecuencias, y hasta ahorita no se ha oído que se hayan fincado responsabilidades judiciales a nadie. Habrá que esperar a ver que pasa.
La capital Tepic
Hace cuarenta años, cuando llegué por primera vez a la ciudad de Tepic, quedé fascinado de su clima, de su gente, de su maravilloso paisaje verde y su inigualable cielo azul, el mismo cielo que describió el compositor José Alfredo Jiménez en su canción, pero sobre todo, de aquella irrefutable tranquilidad, y paz social que hacían posible sin sobresaltos de ninguna especie, la sana convivencia entre todos los tepicenses. Recuerdo, en esos años todavía se podía prestar atención al olor de la tierra mojada de las primeras lluvias de mayo, y al repiquetear del agua en las tejas de las casas hechas de adobe que tanto abundaban en la capital. Entonces transitar por sus calles angostas, empedradas y mal iluminadas, no significaba peligro alguno. Cierto, la creciente modernidad y el progreso que se daba en el país, parecían haberse detenido en este rincón provinciano, pero quizá en parte, eso había mantenido la magia y la sensibilidad afable que los pobladores conservaban, dándole a la capital Tepic la atmosfera de bienestar que los asiduos visitantes gozaban desde el momento mismo de su llegada.
Qué tiempos aquellos, cuando para los pobladores era común visitar por las mañanas los mercados para pedir el acostumbrado jugo de naranja, y luego asistir a las tardes refrescantes en el Paseo de La Loma y la Alameda, únicos sitios públicos que servían de distracción para los niños y jóvenes. Desde luego, inolvidables eran las noches serenas, silenciosas e interminables, que reunían a la familia y a los amigos, en la confianza de que, pasara el tiempo que pasara, la seguridad estaba garantizada. Algo es muy cierto, nada es para siempre; hoy la capital nayarita es otra, la modernidad llegó con todo lo que implica estar inmersos en el trepidante concierto de la actualidad urbanística, del desarrollo, de la cultura, de los despertares sociales y políticos, de los proyectos futuristas: hoy también vemos importantes centros comerciales, hoteles de primer nivel, infraestructura en las vialidades, avances tecnológicos; un muy serio crecimiento demográfico, más colonias, más todo, y por consiguiente, el serio compromiso del gobierno por mantener en orden los trabajos de organización entre la ciudadanía.
Cafeteando la noticia
Dios Santo, para sustos no gana uno con esto de la pésima economía nacional; la Alianza de Pequeños Comerciantes aseguró que con el aumento del dólar y el tema de las importaciones, muy probablemente subirán los productos de la canasta básica como el huevo, el pan, la tortilla, y también el trasporte público. Ahora sí que cada mexicano tendrá que apretarse el citarón en familia si es que no se quiere morir por inanición. robleslaopinion@hotmail.com