Adicciones: Una decisión difícil

Simples deducciones, por Juan Chávez

Doña Ingrid está cansada, cada día es más intenso el dolor en sus manos; la espalda y las rodillas también le pasan factura en su cuerpo de casi 60 años, pero sus malestares físicos no le importan, ella sigue trabajando diariamente, limpia casas, plancha y lava ajeno, vende una cosa y otra y hace todo lo que está en sus manos para sacar dinero, pero con lo que ya no puede más, es con su cansancio emocional, ya no sabe qué hacer con su hijo mayor y ha decidido no seguir desgastándose más.

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En los últimos 20 años doña Ingrid ha invertido la mayor parte de su vida en atender y apoyar a Javier con su adicción a las drogas y a la par ha tenido que sacar adelante a Edgar, su hijo menor, quien ahora tiene 29 años y es quien ayuda a su madre con todos los gastos y con el tratamiento de su hermano mayor, “no sé qué haría sin Edgar, es mi pilar, me da todo lo que puede de dinero, me ayuda mucho con Javier y con Kevin (hijo de Javier) y siempre es al que le toca resolver todo, pero yo sé que él no está feliz, no hace otra cosa que trabajar y ayudarme a mí con todo lo de su hermano, no disfruta su vida”.

Javier tiene casi 40 años y de acuerdo a su familia desde antes de los 20 comenzó a consumir drogas, poco a poco inició a robar en casas y a realizar diversos actos ilegales que varias ocasiones lo hicieron arriesgar su vida y que provocaron que haya estado recluido en el CERESO Venustiano Carranza, en Tepic, más de una vez; hace aproximadamente 5 años se casó y tuvo un hijo con su pareja, sin embargo a los meses de dar a luz su ahora ex pareja lo dejó con todo y Kevin (el hijo de ambos), siendo doña Ingrid quien se quedó y ha criado a su pequeño nieto.

Afligida y como con cierta pena, casi entre dientes, doña Ingrid me dice que su hijo la ha robado a ella y a varios familiares, que nuca se ha hecho responsable de los gastos de su hijo Kevin, que ya ha estado internado en centros de rehabilitación entre 7 y 8 ocasiones y que hoy en día no sabe qué hacer con él, “yo amo a Kevin y él es mío y de Edgar como quien dice, somos los que lo cuidamos y le compramos todo y aunque Javier se nos pierde por meses Kevin siempre está con nosotros, es nuestro niño”.

“Mira la verdad no se lo deseo a nadie, es de lo más difícil en la vida, ver que tu hijo siempre hace lo mismo, que no puede controlarlo, se droga y haces todo, hasta lo que no por ayudarlo y ni así logramos que este bien, han sido muchos años de impotencia, de llanto, de estar enojada con la vida, conmigo porque no sé si yo fallé como madre pero ya no quiero seguir así, no quiero que Edgar ni Kevin sean más afectados, Edgar gracias a Dios estudió, tiene su buen trabajo pero creo que ya se quiere ir de la casa y lo entiendo, siempre me ha apoyado pero no le puedo pedir más, no quiero pedirle más, si Javier se escapa del centro donde está ahorita ya no haremos nada por él”.

Doña Ingrid, con gran ayuda de Edgar, ha gastado mucho en los últimos años en internar a Javier en diversos centros de rehabilitación, algunos reconocidos y otros no tanto, lo han ingresado a la fuerza, otras ocasiones por su propia voluntad pero desafortunadamente termina escapándose o cuando lo dejan salir vuelve a consumir cristal, alcohol y otras sustancias así como robar o hacer acciones que ponen en aprietos a su familia.

“Ha ido muchas veces al psicólogo de ahí mismo de los centros donde lo metemos y a otros de fuera, yo he ido, es puro gastar pero hacemos el esfuerzo, me duele pero esta vez será la última, espero que si lo dejan salir ya no recaiga en ese maldito vicio, y si lo hace yo ya no lo voy a apoyar, que Dios me perdone pero yo ya no puedo, le daré mi bendición y cuidaré a Kevin”. La historia de doña Ingrid me deja sin palabras, llego a pensar que a veces sufren más los familiares de un adicto a las drogas que el mismo adicto; entre lo más difícil es el desgaste económico y emocional que se lleva la familia, así que creo que ni yo ni nadie puede juzgar la postura que hoy manifiesta doña Ingrid.

De acuerdo al Consejo Estatal Contra las Adicciones, en Nayarit hay alrededor de 40 centros de rehabilitación en adicciones muchos de ellos trabajando sin las certificaciones correspondientes y exponiéndose a ser clausurados en cualquier momento por la autoridad competente, no obstante se estima que hay más centros que no han sido censados y que operan en las sombras, cobrando cuotas semanales muy elevadas aprovechándose de la necesidad y desesperación de los familiares de los adictos. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi correo juanfechavez@gmail.com

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