La verdad… sea dicha
Cómodamente instalados en uno de los restaurantes más conocidos de Tepic, la distinguida Mónica Miguel, el diseñador de las estrellas Mitzy, el ex director del CECAN, Sergio Eugenio García, y un servidor, departimos alegremente en una tarde maravillosa en la que hubo tiempo no sólo para degustar la tradicional comida nayarita a base de mariscos; también surgió el espacio para la conversación literaria, para la remembranza de los artistas que han brillado en el firmamento de México. Para hablar de teatro, de cine, de la poesía de Amado Nervo, del Tepic de antaño, y claro, de la exitosa vida de Mónica Miguel:
ASÍ INICIÓ TODO
“Nací en el barrio del Purísimo Corazón de María, en la Calle Hidalgo, desde chica supe que me gustaba la actuación porque mi bisabuela me llevaba a una carpa que se llamaba “La Tallita” de los Padilla y los Inclán, ahí descubrí que quería actuar, inclusive, pues me quería ir con ellos; ahí vi todo un repertorio clásico como “El seminarista de los ojos negros” “No basta ser madre”, diario ponían una obra diferente. Luego, después, para sacar fondos para la Iglesia del Purísimo, ahí las del barrio, montábamos nuestros eventos de show, de fiesta y de baile, y yo las dirigía, estando todavía muy pequeña. Después conocí a un actor de teatro llamado René Corona, él pertenecía a un grupo de teatro que había aquí en la ciudad de Tepic, y el director era Alfredo Castilla, quien me invitó a formar parte de ese grupo, así inicié mi carrera de actuación haciendo más de 20 obras de teatro”.
EL CAMINO AL ESTRELLATO
“Alfredo Castilla fue mi ángel guardián y espero que esté muy orgulloso de mí; éramos un gran grupo que estábamos a la vanguardia de las obras de teatro de México, porque él iba a México y se traía los derechos de las obras para ponerlas acá; tan buen grupo era que la Cruz Roja de Guadalajara nos compró cuatro obras, una buena temporada cuando fuimos a presentarlas allá”.
“Después de hacer la temporada en Guadalajara me vine a Tepic, vino aquí una licenciada que ahora ya está jubilada, era de aquí y su mamá la viuda de Julio Castillo ese gran director de Teatro, ella vivía en Guadalajara, me vieron actuar allá y se quedaron asombradas de que a mi edad de 16 años interpretara a una señora de 50 en la obra de Emilio Carballido que se llama “La Danza que sueña la Tortuga”, o posteriormente “Las Palabras Cruzadas”. Vinieron aquí y me entusiasmaron, “niña tú te debes ir a estudiar a México” yo estudiaba taquimecanografía, estudiaba para secretaria, y pues no tenía familia allá en México, ni dinero, entonces fuimos con el Presidente Municipal que era Alberto Medina Muños, me dio una recomendación para ir al Banco Nacional de Crédito Ejidal de la Ciudad de México, me recomendaban para un trabajo, pero antes ya había ido con el grupo de Alfredo a los concursos de Oaxaca y Colima y gané el concurso como primera actriz a los 16 años con la obra de Rafael Solana que se llama “Debiera haber Obispas” que Rafael se quedó bien impactado, en paz descanse, Dios lo tenga en su gloria fue para mí un apoyo muy bonito ese señor, y sus placas del personaje famoso que era la Matea, así se llamaba el personaje en esa obra, se incluyó con grandes actrices que hicieron ese personaje. Entonces apoyada por estas dos amigas pues me fui, pese a mi mamá, mi abuela, mi bisabuela, a la familia que lloraban al pie del autobús que me llevaba, yo también lloraba, y queriéndome hacer fuerte, porque en aquella época sinónimo de estudiar era como irte a prostituir; es más, una vez mi mamá llorando me habló porque le habían dicho que yo tomaba y que estaba en cinta y no sé qué; en cuanto pude vine a verla y le dije, mira, ni tomo, ni fumo, ni estoy en cinta, pero no por ti, ni por el qué dirán, ni por la familia, sino por mí misma, porque yo quiero hacer muchas cosas y no me voy a perjudicar, y un hijo pues me va a cerrar las alas y va a cortar mis aspiraciones, porque un hijo debe ser la prioridad, al menos eso es lo que pienso”.
SU PASO POR EL MUNDO
“Un día tuve necesidad de ir al dentista, nada menos que con el odontólogo que era Noé Murayama, empezamos una amistad y me casé con él. Luego él se fue hacer una película a Europa y quedamos de vernos para navidades allá en Italia, entonces ahí empieza un cambio en mi vida, pensábamos que nos íbamos por cuatro meses y esos meses se convirtieron en 9 años, después tuve problemas, esos años significaron muchas cosas, en principio yo no me quise regresar a México porque no me sentía con la fuerza de haberme separado, y luego me ofrecieron trabajo, cantaba en un bar, y junto con Noé hicimos dos películas, y yo hice 6 películas western. Tuve la fortuna de conocer a grandes cineastas como al señor Federico Fellini, que ya he hablado de una anécdota muy bonita cuando lo conocí. Estaba embriagada con el cine y todo lo que significa Europa que es la cuna de la civilización; yo si pudiera, viviría 6 meses en Europa y 6 meses en México”.
SU REGRESO TRIUNFAL A MÉXICO
“Vine hacer una comedia musical italiana que se llamó “Aleluya brava gente” al Teatro Insurgentes, me trajo Julio Alemán a hacerla, luego hice “El Hombre de la Mancha” con Enrique Álvarez Félix, hacía Aldonza, y no por presumir pero mediaron todos los premios como cantante y actriz por unanimidad. Luego hice otra obra que dirigió Julio Castillo que se llamó “El Pájaro Azul”. Ernesto Alonso me ofrece un personaje en una novela, me ofrecen dar clases en la Ollin Yoliztli, en el CEA, y luego Carla Estrada me ofrece dirigir junto con Miguel Córcega una novela, “Quinceañera” y de ahí a la fecha he hecho 22 telenovelas, una de las últimas fue “Teresa” y después “La Tempestad”.
DEL RECONOCIMIENTO DE LOS NAYARITAS
“Me siento honrada, muy pensativa positivamente, haciendo un recuento de todo esto que te he contado, de que cómo Dios, y se me hace un nudo en la garganta, tarde o temprano o muy temprano, porque él siempre me lleva de la mano, me da un reconocimiento ante mis paisanos, que yo siento que si soy profeta en mi tierra, porque siento el amor de todos los que me han seguido y han visto que mi trabajo lo hago con una gran verdad, con un amor a mi tierra, a los personajes que interpreto, porque la mayoría de mis personajes han sido de indígenas, y yo trato de rescatar en los personajes que hago esa gran profundidad que admiro en todos ellos con sus costumbres, con todo”. Hasta pronto, Para comentarios mi correo robleslaopinion@hotmail.com