De las cárceles tenemos noticias casi todos los días: violencia, autogobierno, motines, enfrentamientos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos “reprobó” en 2016 a 10 reclusorios del país. En una escala de 0 al 10, las calificó con 0.08 al 3. Lo que significa que no garantizan la integridad de los internos en ningún sentido. El peor evaluado de todos es el Cereso ‘Venustiano Carranza’ en Tepic, Nayarit. Así es la vida diaria en la peor cárcel de México.
Dicen que parece un pueblito. Hombres y mujeres conviven todos los días, excepto los lunes, con sus parejas y sus hijos. Quien tiene dinero puede comer en cualquiera de los 17 “restaurantes” que existen. También pueden comprar en la tienda oficial del “pueblito”. Quienes atienden los establecimientos oficiales reciben un salario de la Dirección.
“El que está trabajando con la Dirección tiene acceso a pedir fiado. De hecho, yo no acostumbro, por lo mismo, para evitarme problemas. A veces ya no puede pagar uno y se mete uno en problemillas”, dice uno de los internos.
Se trata del Cereso ‘Venustiano Carranza’ ubicado en Tepic, Nayarit. El peor reclusorio estatal del país, con una calificación de 4.3, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CDNH).
Jorge Benito Rodríguez, director de Prevención y Reinserción Social de Nayarit, dice: “Venustiano Carranza es un edificio obsoleto donde pasamos hace muchos años de la sobrepoblación, ya estamos en un hacinamiento total. Estamos ciertos de que estamos en el último lugar en todos los matices”.
El autogobierno imperó de 2011 a 2017, coinciden las comisiones estatal y nacional de Derechos Humanos. Despierta pudo ingresar a dicha prisión.
Lo primero que se ve al entrar al Reclusorio de Tepic son personas con chalecos, quienes portan el de color verde son los internos clasificados de mínima peligrosidad, por eso tienen derecho a estar en el área de Gobierno.
Los del chaleco rojo no son reos peligrosos, pero no tienen toda la confianza de las autoridades penitenciarias; no obstante, su función es localizar a internos que son requeridos por las autoridades o tienen visita.
A un costado de esa parte, que es el primer filtro de acceso, se encuentran las celdas con los presos que padecen adicciones.
Como en cualquier parte de dicha prisión, los alimentos se toman dónde y cómo se puede.
Una vez que se pasa ese primer filtro de seguridad, se accede al patio central, donde se desarrolla la vida.
Jorge Benito Rodríguez, director de Prevención y Reinserción Social de Nayarit, señala: “Tenemos un pueblito. Se encierra en la noche, se abre en la mañana y todo el mundo convive”.
La vida en el patio del pueblito inicia a las 9 de la mañana y termina a las 5 de la tarde. Los negocios empiezan a abrir: las tiendas, los puestos ambulantes, la peluquería. En el fondo del patio se localiza el corredor gastronómico.
Quienes venden comida obtienen su mercancía a través de sus familiares. La mayoría de los locales de comida de la cárcel están concesionados a los presos que pagaron a los reos que tenían el control del penal.
El titular del Sistema Penitenciario de Nayarit señala que el autogobierno era dirigido por el exdirector del reclusorio.
Jorge Benito Rodríguez, director de Prevención y Reinserción Social de Nayarit, explica: “Había un autogobierno dirigido por él. Él, a su vez, dirigido por el inquilino más distinguido que tenemos en la ciudad de Nueva York, el exfiscal Veytia. Esto era un brazo de su cartel, 4 días después de que tomó posesión hay una revuelta contra todas las personas identificadas, aquí se les llama fiscaliano, todas las gentes identificadas con Fiscalía fueron señaladas por la población. Era la población cansada de todos esos abusos de que habían sido objeto. Buscaron venganza y no justicia”.
“Había muchas irregularidades, te cobraban cosas que no eran”, dice uno de los internos.
En el autogobierno todo se cobraba. Por la comida que proporciona el Cereso debían pagar 15 pesos semanales, documentó en 2015 la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Jorge Benito Rodríguez, director de Prevención y Readaptación Social de Nayarit, dice: “Dormir en el suelo tenía un costo. Dormir en una cama te costaba, 10 mil pesos la cama y pagabas una renta semanal. Si no tenías para pagar los 10 mil pesos, dormías en el suelo y eso te costaba 50 pesos, por trabajar, pagabas”.
El Reclusorio de Tepic tiene una capacidad para 960 presos, actualmente hay 2 mil 300. Es decir, una sobre población de 120%.
“No está muy sobrepoblado, está tranquilo, no como en otras ocasiones que he estado aquí, ha estado peor. Ahorita dormimos 8, hay momentos que hay hasta 13 ó 15”, dice un reo.
-¿Cómo se acomodan cuando son muchos?
“Ahí se busca espacio abajo, en las cuevas, y los que no caben aquí salen al pasillo a dormir”, dice el reo.
Al seguir el recorrido por las instalaciones de la peor cárcel del país, uno se encuentra con la zona de lavaderos. Quienes dan su ropa a lavar pagan a 2 pesos la pieza.
También hay un taller mecánico donde los presos arreglan gratuitamente las unidades del Cereso. Según el director, también pueden componer autos particulares para que se ganen un dinero.
Cómo es la vida al interior del peor reclusorio de México
Internos arreglan autos dentro del Cereso ‘Venustiano Carranza’ de Tepic, Nayarit (Noticieros Televisa)
El informe 2016 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos establece que el Centro de Readaptación Social de Nayarit carece de todo para la reinserción social.
El documento indica que el autogobierno lleva años con el control del Cereso. Que no existe un reglamento, que tienen deficiencias para imponer sanciones disciplinarias. Se realizan actividades ilícitas, que es tráfico de drogas. Prevalecen las extorsiones y sobornos, y que además no había supervisión del titular al funcionamiento del centro.
Jorge Benito Rodríguez, director de Prevención y Reinserción Social de Nayarit, admite: “El peor Cereso. No tenemos la edificación. No tenemos la infraestructura. No tenemos el personal, ni el personal tiene los salarios que nos marca la media”.
-¿Eso no les preocupa, como Gobierno?
“No nos preocupa, estamos asustados. Ahorita tenemos unas mejoras en camino. Se está buscando la edificación de un nuevo Cereso que nos permita tener la separación constitucional que ha sido una violación permanente desde la creación del estado de Nayarit, de que no existe la separación de procesados con sentenciados. No existe”.