En la actual administración gubernamental del estado de Nayarit, que ya no es tan nueva y si muy similar a las del siglo pasado, tal parece que el adjetivo histórico que se pretende dejar en la memoria del pueblo de Nayarit es el de un gobierno clásico de los 70´s, y por clásico no me refiero a lo Vintage, que es retomar lo mejor del pasado y aplicarlo en la actualidad, sino a las muy viejas prácticas políticas de los famosos dinosaurios del PRI, tales como la venganza, el abuso, el hostigamiento y la distracción del pueblo con asuntos que presumiblemente pudieran ser de interés público para aplicar la tan histórica y anhelada justicia social que se busca tener desde la independencia de México.
Lo triste es que no estamos en el siglo pasado, que se supone que tenemos un gobierno humanista, honesto y que lucha por despertar al gigante dormido, pero… tal pareciera a los ojos del pueblo nayarita en general, que lo que se ve y vive pudiese ser quizás, solo un disfraz, de uno de los sentimientos que más daño infringe en el hombre y en las sociedades, un sentimiento que corroe el alma, hace perder la razón, desequilibra la conciencia y afecta a justos y pecadores; la venganza, sí, pudiera ser, aunque difícilmente un ser humano aceptará y reconocerá que es su auténtico motivo para ostentar algún cargo público, una posición social o representatividad, pues todos sabemos que aquel que por impulso de un sentimiento tal vil como la venganza solo sería despreciado y visto con insignificancia por todos; así pues difícilmente podremos conocer a aquel que tenga el valor, la verdadera honestidad y humildad de reconocer que sus actos son fruto de muy viejos rencores y frustraciones de juventud.
Por tal motivo… con esperanza y buena voluntad, así como de verdadera honestidad y probada honradez es que el pueblo de Nayarit desea y anhela la auténtica paz social, el avance a un mejor presente, no importa que solo se avancen 5 milímetros pero que sean basados en el respeto, en el trabajo honesto, en el verdadero interés para el pueblo de Nayarit y que las venganzas personales se olviden, pues el pueblo de Nayarit se merece una oportunidad de demostrar que sí es una tierra de mujeres y hombres honestos y valientes con sed de progreso y la garra para trabajar, defender y levantar a todo un pueblo que no está dormido y es cada vez, más fuerte que nunca.