La verdad… sea dicha
Posible corrupción en SEDATU
Parece que doña Rosario Robles Berlanga, está metida en un gran problema, pues en su dependencia nacional fuero invertidos 6 mil millones de pesos en vivienda, pero no se sabe quiénes recibieron el dichoso beneficio; esto según la Auditoría Superior de la Federación, quien está solicitando una investigación para sancionar o castigar a los servidores públicos responsables que hayan cometido una falta a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidades Hacendarias. El requerimiento tiene que ver con el programa de Ampliación y Mejoramiento de Vivienda donde se tenían detectados a 21 mil hogares como su población potencial, y registro. Indiscutiblemente que hay gato encerrado en este asunto de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU).
El Bulevar de Santa María del Oro
Muy pronto se terminará de construir el bulevar en Santa María del Oro, por lo que el gobernador Roberto Sandoval Castañeda, ha manifestado: “Estamos transformando a Nayarit, y se vale decirlo, hoy nuestro estado está mejor, los 20 municipios, localidades alejadas y lugares muy reconocidos, como Santa María del Oro; los turistas, todos disfrutarán de un acceso a la Laguna de primer nivel, más cómodo y rápido, y eso ayuda a la ecónoma local, a que vengan más personas a conocer nuestro estado. El mandatario aseguró que con obras como esa desde el principio de su gobierno se ha transformado a Nayarit, pues a 50 días de que concluya su mandato se seguirá trabajando, impulsando obras, sin deuda para los nayaritas.
Vaya famita
Como es la vida, siempre se ha dicho que los mexicanos tenemos muchos problemas para acatar los compromisos laborales y la puntualidad; que un buen porcentaje de ciudadanos siempre estamos buscando la manera de no ir a trabajar, que hay empresas en este país donde realmente sufren por el ausentismo de sus empleados, tal vez haya razón; pero también hay casos excepcionales de plena responsabilidad. Mire usted, amigo lector; mi padre que en paz descanse, fue un hombre muy comprometido con su trabajo, jamás faltó a impartir clases en la escuela secundaria donde laboraba, durante treinta años nunca llegó tarde y era de los que acudía gustoso a cumplir con su deber. Claro, dicen que este hábito del cumplimiento es algo que se forja desde la niñez. Pero, ciertamente, en honor a la verdad esta famita de marrulleros laborales la tenemos muy bien ganada los mexicanos. Ahí tiene por ejemplo el tema de la puntualidad, otro de nuestros arraigados errorcitos que parece ser parte inherente de la colectividad; esta irresponsabilidad se da lo mismo en un evento oficial, que en una reunión particular, o en un compromiso social, causando el atraso del inicio formal en la celebración programada, algo a lo que todo mundo estamos acostumbrados; “citaron a las diez pero ya sabemos que empieza a las once, si bien nos va” comenta la gente por ahí. Así de sencillo pretextamos la impuntualidad, que irónicamente aderezamos con el clásico “tarde pero sin sueño” excusando a quienes nos han hecho esperar. En otra columna le contaré de nuestras virtudes que son muchas, para que luego no se diga que sólo ventilamos lo malo de nuestra identidad como mexicanos.
Mi amigo José
Yo tengo un amigo muy especial entrado en los 75 años que por azares del destino se ha quedado solo, sin familia, y sin propiedad alguna; él renta un pequeño cuarto en una casa del centro de la ciudad donde le da de patadas a la soledad. Para poder subsistir un buen día se puso a arreglar zapatos en un negocito que atiende a través de su ventana; don José pone tapitas y tacones a los zapatos, y cuando se requiere de un trabajo mayor como coser el calzado, pues decidido toma el encargo del cliente y va con quien tiene una máquina para no fallar con el compromiso.
Don José, aficionado al dominó, pero que no le gusta la tomadera, tiene muy pocos amigos, es un hombre solitario al que los hijos parecen haber olvidado. Cuando me ha invitado a que le acompañe a comer en su pequeño terruño, me cuenta de mil cosas, de la vida, de las mujeres, de sus hazañas, pero de la familia es un tema que no se toca, y que yo respeto. Lo admirable de mi buen amigo es que no se achicopala ante nada, tiene una fortaleza de mente y espíritu que ya quisieran muchos jóvenes. Un día se enfermó y fue a parar al hospital, pero como no le dijo ni a su casera a dónde iba, pues no supimos de él por quince días; la señora de la casa pensando en que no regresaría levantó su camastro y su humilde mesa de trabajo para limpiar el cuarto y poderlo rentar nuevamente. Afortunadamente José llegó justo antes de que se rentara el cuartito, reclamando su derecho al espacio y quedándose nuevamente a vivir ahí. Así lo volví a ver una tarde en que le saludé con mucho gusto luego de que en su casa me invitara unos tacos de sardina con salsa casera y una soda helada, de esas que dicen son la chispa de la vida, anuncio en el que estoy empezando a creer, pues a don José le atendieron de un infarto al miocardio y por fortuna salió muy bien librado a pesar de su edad y su gusto por la bebida gaseosa. Como le digo, amable lector, hay mil maneras de enfrentarnos a las cosas difíciles de la vida; uno es quien decide si termina apachurrado en una mecedora, o se levanta todos los días con el ánimo de salir adelante haciendo a un lado los obstáculos, venciendo a veces lo invencible como lo hace mi buen amigo José. robleslaopinion@hotmail.com