El equipo colchonero que igualó 1-1 en el global ante el Leverkusen, se termina por imponer 3-2 en definición desde el manchón penal
Un ‘combate’ de 120 minutos terminó con la clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones del Atlético de Madrid en la tanda de penaltis (3-2), en el suspenso del último lanzamiento, el que Stefan Kiessling mandó fuera, entre el éxtasis de la afición rojiblanca que llenó el Vicente Calderón.
Desde el primer segundo, desde que el Atlético sacó de centro y tres rivales se abalanzaron de inmediato hacia él, y desde cada sector del campo, donde se combatió cada pelota como si fuera la última, como si fuera decisiva para el desenlace de un duelo de mucha más complejidad.
Un partido de fricción constante, sin tregua para ninguno de los dos equipos y sin ocasiones del conjunto madrileño hasta el minuto 27, hasta una nueva acción a balón parado, esta vez con unos cuantos rechaces fuera del alcance de la zaga alemana y un oportuno disparo desde el borde del área de Mario, envenenado camino de su objetivo.
Porque tocó en el turco Omer Toprak y todo cambió para el portero Bernd Leno, a contrapié, sin más opción que mirar como el balón se introducía en su meta, y para el Atlético, ya con la eliminatoria equilibrada, el primer paso indispensable para alterar la inercia de un encuentro descontrolado, ya sin Moyá, lesionado, bajo palos.
Tampoco el gol, en la única oportunidad de todo el primer tiempo, varió esa sensación de enredo hacia el descanso, alimentada por las imprecisiones del Atlético, muchas de ellas provocadas por la agobiante presión ejercida por el bloque rival, amenazante hasta que pisó el área contraria, hasta que se diluyó a la hora del remate.
El segundo tiempo rearmó al Atlético en esa dirección, con más claridad y sentido en el pase, menos apresurado porque su rival, con el paso de los minutos y del cansancio, también bajó las revoluciones de su presión y ya con el partido aparentemente bajo el control rojiblanco, pero aún a falta de un gol para sellar el pase.
Hizo méritos el Atlético por ambición y ocasiones, como un saque de falta de Koke al que no llegó Raúl García por milímetros y un tiro de Arda Turan, para acabar antes con el partido, como también los hizo en una prórroga entre dos equipos desfondados, que se lo jugaron todo a los penaltis, en los que ganó el Atlético en el suspenso del último lanzamiento, cuando Kiessling lo lanzó fuera.
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