Usando un tipo de hidrogel se puede crear un material que sea autolubricable, biodegradable e incluso se podría programar para administrar de forma controlada medicamentos como la Viagra.
No se puede discutir sobre los beneficios que ofrece el uso de preservativos como método anticonceptivo ni mucho menos como barrera para la transmisión de enfermedades sexuales. Otra cosa sería hablar de la comodidad de uso o el proceso de ponerlo y quitarlo. Seguramente en ese aspecto hay margen de mejora y por ello están trabajando en la Universidad australiana de Wollongong con ayuda de la Fundación Gates.
Su desarrollo va encaminado a encontrar un nuevo material que sustituya al látex, no ya por temas de alergias sino por comodidad. El hidrogel por el que están apostando aporta resistencia, mínimo grosor y sobre todo un tacto y sensaciones lo más parecidas posibles a la propia piel humana.
En busca de un material que no reduzca el placer
Dado que el rechazo al uso del condón en las relaciones sexuales suele asociarse con una pérdida de “sensaciones” que acarrean una potencial disminución de parte del placer del sexo, el equipo australiano capitaneado por Robert Gorkin, ha iniciado la experimentación con hidrogeles para la fabricación del condón del futuro.
Este material no es algo nuevo en el ámbito científico, y desde hace tiempo es usado en operaciones e implantes que requieren recrear el tacto y comportamiento de la piel humana. En las primeras pruebas realizadas los resultados han sido positivos, y no solo han podido crear condones con este nuevo material, sino que han demostrado que es suficientemente resistente y una barrera eficaz contra materiales biológicos.
Pero hay más. El tipo de hidrogel usado, un polímero al fin y al cabo, ofrece numerosas ventajas cuando se plantea su uso como base para la fabricación de preservativos. Por ejemplo se puede crear un material que sea autolubricable, biodegradable e incluso se podría programar para administrar de forma controlada medicamentos como la Viagra.
Las buenas sensaciones son tantas que han iniciado una fase de cotejado de resultados con ayuda de la Universidad Swinburne, también en Australia. Allí medirán la respuesta del cerebro al uso de este nuevo material en los condones para poner algo más de ciencia a sensación de que el placer que se obtiene usando estos nuevos condones es mayor que con los de látex.
Este proyecto forma parte de la iniciativa Next Generation Condom de la Fundación Gates, que ha aportado 100.000 dólares al equipo de Gorkin para este desarrollo. Cuando este equipo demuestre que efectivamente este nuevo material es viable como base para un condón, recibirán más fondos de la fundación para poner en marcha la siguiente fase del proyecto.