Simples Deducciones
Isaías no es el único que se quejó de las supuestas ofertas, hasta las mujeres entraron en la plática quejándose de cuestiones similares, sumándose que aún no han acabado de pagar los artículos que adquirieron el año pasado y que si se les pasó abonar en el plazo estipulado, ya se les generó un cargo extra por lo que no obtuvieron ningún beneficio económico, ahora hasta andan pagando más del precio ofertado.
Sin embargo, en este fin de semana de baratas me entero que a pesar de las quejas y lamentos de todos los que escuché, en redes sociales los veo muy felices en las tiendas, subiendo fotos de las adquisiciones que hicieron con “magníficos descuentos”, y renegando por las enormes filas de carros para llegar a su destino o de cuánta gente hay en espera de llegar a caja para llevarse el artículo escogido.
Quizá los únicos que alcanzaron a comprar algo de verdad barato fue en otro estado, donde una tienda por error de sus empleados puso a 10 pesos las pantallas y rápido se corrió el dato llegando decenas de personas, al grado que tuvieron que cerrar la tienda para evitar más problemas, eso sí, PROFECO se encargó de que la tienda cumpliera lo ofertado.
Pero, por qué respondemos a un llamado que de antemano sabemos es un engaño en la mayoría de los casos, por qué somos parte de esa sociedad consumidora ávida de ser reconocida por el poder adquisitivo (si, aunque sea a crédito), aunque después nos veamos en aprietos para pagar.
Qué ganamos con presumir ante otros que compramos vestidos, zapatos, pantallas, tablets, celulares y otros artículos más, es así como nos podemos incrustar en el grupo de amigos, de verdad necesitamos ser como todos para sentirnos conformes, nos quejamos que el dinero no alcanza, que la situación financiera cada vez se nos complica más, pero entonces qué nos sucede que nos dejamos seducir por el canto de las sirenas y ahí vamos, a comprar lo que se pueda y a cómo se pueda.
¿Cuál es el ejemplo que le estamos dando a nuestros hijos, que el consumismo es lo primero?, ¿qué debemos ser iguales a todos para ser aceptados?, ¿que siempre tenemos que deber a alguien algo para renegar y quedarnos sin dinero?
Pregunté a dos de mis vecinos quejumbrosos porque habían ido a hacer compras de buen fin, si 72 horas antes se habían quejado, me dijeron que sus hijos les pidieron una mejor tablet y el otro quería un celular de una buena cámara para las selfies, “y ni modo de decirle que no, sus compañeros traen un iPhone no puedo hacer menos a mi hijo, aunque ahí le andamos poniendo 100 pesos de saldo a los celulares”.
Me lamento que siempre estemos viendo al de al lado para saber que usa e igualarlo o en su caso mejorarlo, porque nadie debe ser menos que otros en cuestión de endeudamientos por presunción, eso sí, no pasa lo mismo si el hijo del vecino saca 10 y el nuestro 7, “no todos son iguales” o si el hijo del amigo trabaja para apoyar a su familia, entonces la respuesta es, “mi hijo tiene mucha madre y padre para darle todo”, entonces, cómo creer en ellos, si así como dicen a los minutos se les olvida.
Yo en este “Buen fin”, no hice aparición por tienda alguna, me fijé la meta de sólo invertir en lo que realmente necesito, me convencí a mi mismo de que los tiempos que vienen se ven cuesta arriba, como cerro a subir por alguien en muletas, creo sobreviví sin remordimiento alguno y lo mejor sin envidia de lo que haya comprado quién me rodea, ¿y tú?, ¿fuiste víctima del consumismo?, ¿encontraste una verdadera oferta?, lo mejor, ¿ya terminaste de pagar las deudas que adquiriste en el anterior Buen Fin?. Mándame tus comentarios, dudas y sugerencias a mi Facebook Juan Félix Chávez Flores o a mi correo juanfechavez@gmail.com