Por Daniel Aceves Rodríguez
Estamos por conmemorar el 200 aniversario de una fecha fundamental en la Historia de Nuestro país, la de aquél 27 de septiembre de 1821; por eso hoy aprovecho el comentario con el que terminé la entrega de la semana pasada al hablar de algunas incongruencias de nuestra historia y retomo específicamente uno de los datos más significativos y controversiales en nuestro calendario patrio.
Me refiero entonces lo que para nosotros es la importante fecha de la Independencia Nacional, aquél momento en que quedamos desligados de los casi tres siglos de la Nueva España y merecedores a existir ya como nación libre y soberana; fecha que se logra con la entrada triunfante del Ejército Trigarante a la Ciudad de México un 27 de septiembre de 1821, y la posterior firma un día después donde una junta provisional declara constituido el gobierno mexicano con base en el Plan de Iguala y El Tratado de Córdoba.
Igual que en la gran mayoría de países que en algún momento festejan su Independencia esta fecha antes mencionada sería la que debería marcar nuestro nacimiento como Nación y aparecer en los calendarios oficiales como día nacional de festejo, tal como ocurre por ejemplo en Los Estados Unidos que festejan el cuatro de julio, fecha en la que se establece en Filadelfia la Declaratoria su Independencia de Inglaterra, lo mismo que todos los países latinoamericanos que en los años veinte del siglo XIX lograron su emancipación.
En el caso de México no es así por una rara situación la fecha donde todos los mexicanos celebramos tal razón de goce es el día 16 de septiembre día en que de acuerdo a las crónicas el cura Miguel Hidalgo y Costilla minutos después de haberse sabido que había sido descubierta la conspiración que se tramaba contra el Gobierno de la Corona, colocado en uno de los escalones de ingreso al Templo de Dolores en Hidalgo Guanajuato y enarbolando un estandarte de la Virgen de Guadalupe gritó en la madrugada de ese día “mueras” al mal gobierno, y vivas al Rey Fernando VII, a la Virgen de Guadalupe y a la Religión Católica, para así invitar al pueblo a alzarse en armas iniciando a lo que sería el principio de nuestra lucha por la Libertad, no la de su consumación que vendría once años después.
Y para complementar el cuadro la fecha en la que recordamos el acto inicial que puso en marcha el movimiento independentista es realizado un día antes o sea el 15 de septiembre y todo indica que dicha celebración fue establecido durante la Presidencia del General Porfirio Díaz quién cumplía años precisamente ese día y que aprovecho para hacerlo coincidir con su cumpleaños ya que después del “grito” se hacía un elegante baile en los lujosos salones del Castillo de Chapultepec, y aparte al día siguiente sería feriado.
Tal como vemos las cosas la fecha formal de celebración de la Independencia Nacional debería ser el 27 de septiembre y lo correcto sería decir que el 16 de septiembre se conmemora el inicio del movimiento independentista que en efecto inicio con el llamado a levantarse en armas contra la imposición en nuestro territorio de una Constitución de corte liberal generada por la invasión que Napoleón a España en el año de 1808 y la consabida subida al trono de su hermano José Bonaparte conocido coloquialmente como “Pepe Botellas” desplazando al legítimo Rey Fernando VII.
Este movimiento insurgente duró menos de diez meses ya que para julio del siguiente año Hidalgo y sus principales lugartenientes habían sido derrotados y fusilados sido exhibidas las cabezas del Padre de la Patria junto a la de Allende, Aldama y Jiménez en las esquinas de la emblemática Alhóndiga de Granaditas férreo edificio usado como granero en la época virreinal pero que sirvió como escondite para una gran cantidad de peninsulares que se refugiaban ahí combatiendo a los Insurgentes.
Después de la Muerte de Hidalgo y sus generales transcurrieron años y eventos distintos donde aparecen hombres de la talla de José María Morelos y Pavón, Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros, Francisco Javier Mina y un número importante de personajes hasta llegar con Vicente Guerrero y el consumador Agustín de Iturbide para sentar las bases del México Independiente.
Ahora si la disyuntiva es ¿conmemoramos el nacimiento de Nuestro País como entidad libre ubicando la fecha poco conocida para muchos del 27 de septiembre, o nos centramos en la costumbre ya arraigada de festejar la fecha de procreación como lo hacemos el 16 de septiembre, (no sin antes alegrarnos como cada año lo hacemos en el colorido y regocijo del famoso Grito de Libertad)?, ahí queda para la posible polémica o análisis histórico, no lo vamos a cambiar, ni nos va a afectar en nuestra calidad de país libre, es algo arraigado en nuestra esencia mexicana y así lo viviremos.
Es cuestión de Historia y reconocimiento, lo único que no debemos olvidar es el gran orgullo que tenemos de ser mexicanos y que esas fechas sean un recordatorio más para ser mejores ciudadanos en cada rol que desempeñemos, teniendo presente el gran ejemplo que hace más de 200 años nos legaron esos grandes hombres.