Véritas Liberabit Vos
Hay que aclarar que el descanso no es malo, al contrario, todos lo necesitamos, pero también es importante utilizarlo para darnos un tiempo de reflexión, y en este mes se nos presenta la oportunidad de volver nuestros ojos hacia atrás, pensar en nuestro pasado, nuestro presente y en un futuro mejor tanto en lo material como en lo trascendente, para lograr así una reafirmación de nuestra fe y un mejoramiento de las relaciones con familiares y semejantes.
Cuaresma proviene de la palabra cuarenta, que nos hace mención de los cuarenta días y cuarenta noches en que Jesucristo ayunó en el desierto, como preparación a lo que sería su pasión.
Así, la Iglesia ha establecido los cuarenta días que inician con el Miércoles de Ceniza donde se nos impone ésta en la frente en señal de duelo para recordar que algún día moriremos y así, con este símbolo externo, movernos a la penitencia. Después del miércoles del Ceniza siguen 4 domingos llamados de Cuaresma, continúa un domingo de Pasión, que es cuando en los templos las cruces y las imágenes son cubiertas con un velo morado que significa penitencia, llevándonos así a no pensar otra cosa sino en la pasión, las imágenes permanecen cubiertas con estos lienzos hasta el sábado de Gloria.
El siguiente viernes se conmemoran los siete dolores de la Santísima Virgen, conocido por nosotros como viernes de Dolores. Aquí la tradición mexicana es rica en costumbres, la más importante es la elaboración de un altar en memoria de la Virgen Dolorosa; este altar tiene toda una depurada técnica en su preparación, siendo uno de sus principales elementos las velas, de tal forma que en algunas regiones se le conoce como Incendio de Dolores, sin faltar las ricas aguas frescas que son repartidas a los niños que visitan el altar después de preguntar si ¿ya lloró la virgen? Estas tradiciones unidas a las gastronómicas, como son: Las empanadas de Vigilia, la capirotada, y todos los guisos típicos que dan un marco especial a la época, hacen que en cada uno de nosotros se viva de una manera especial este tiempo litúrgico.
El siguiente domingo se inicia propiamente la Semana Santa, donde los más grandes misterios de nuestra redención – la pasión, muerte y resurrección—, misterios que con gran veneración desde los tiempos apostólicos los ha celebrado cada año la Iglesia, así, en este domingo llamado Segundo de Pasión o más conocido como de Ramos, es aquí cuando se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén donde se le da a Cristo Rey testimonio público de amor y reconocimiento.
Ahí, sobre un borrico, El es recibido por una gran muchedumbre que tendía por el camino sus vestidos, otros cortaban ramas y hojas de árbol poniéndolos por donde había que pasar y tanto las gentes que iban delante como las que venían detrás, clamaban diciendo: ¡Hosanna, al Hijo de David: Bendito el que viene en nombre del señor!
Meditando así el Evangelio de la pasión según San Mateo, nos internamos a los días santos entendidos como de recogimiento y reflexión, destacando por su importancia los hechos del Jueves Santo, donde quedará instituida en la víspera de su pasión la Sagrada Eucaristía, Sacrificio y Sacramento, repetición perpetua e incruenta de su pasión.
En este día es una bonita costumbre del país la visita a los siete templos, para prepararnos a la liturgia del Viernes Santo, donde aparte de leer solemnemente la pasión, se elevan oraciones por las necesidades de la iglesia y el género humano, los vía crucis, procesiones y el sentimiento de recogimiento conforman este día. El sábado es un día de luto, que se apagará después de la vigilia con el hermoso tañer de las campanas indicándonos la apertura de la Gloria, llenándonos el alma de alegría al saber de la resurrección de nuestro Salvador. Este es el tiempo de Cuaresma, vivámosla de la mejor manera, es una pequeña muestra de amor ante el acto más grande que se ha hecho en todos los tiempos.