LA VERDAD… SEA DICHA
Por Martín Elías Robles
Oiga, amigo lector; qué rápido pasa el tiempo, ya estamos en diciembre, muy cerca del año nuevo. Hay para quienes este mes significa el preámbulo para una prometedora vida; por estos días se sueña, y se grita tan estridentemente la alegría, que las horas resultan cortas para llenarlas de esperanza. Pero también existen personas que por distintos motivos quisieran detener el tiempo para no llegar a puertos indeseables, a destinos fatales, así son los caminos de la vida. El gran Amado Nervo escribió que cada quien es arquitecto de su propio destino, y en esa lógica debiéramos crear la fórmula para llevar una existencia sin grandes sobresaltos, navegando por aguas mansas, aterrizando cada proyecto en tierra firme. Como decía un buen amigo, la planeación no debe dejarse ni en las acciones más audaces, no hay un solo hombre exitoso que no haya pensado y diseñado en su mente una y mil veces la construcción de su empresa. En fin, el tiempo pasa, y como dice un viejo poema, cada persona tiene que decidir una vez en su vida si se lanza a triunfar o se sienta a contemplar el paso de los triunfadores. Aunque cuando hablamos de triunfar nos referimos a la consolidación de todas las virtudes y las cosas que hacen feliz a un ser humano.
RECUERDO DE DÍAS FELICES. Hace un tiempo, acompañado de mi familia decidí acudir a uno de los varios centros comerciales que se han instalado desde hace algunos años en esta creciente y renovada ciudad de Tepic, todo para comprar el tradicional arbolito navideño. En aquella ocasión esperando que el presupuesto nos alcanzara llegamos al estacionamiento de la tienda, con todo el valor de quien ha decidido desprenderse de una buena parte de su nada desahogado salario, sobre todo en estos difíciles años en que las cosas suben y suben como bombas de jabón; claro, no es lo mismo ser diputado, que simple trabajador de la pluma, pero ellos, los “defensores” de nuestros derechos también saben pelear su pedazo de carne como gato boca arriba, haciendo valer su real poderío. Este año 2020 los legisladores federales y locales recibirán su abultada quincena y aguinaldo libres de paja y polvo; eso es defender con valentía “sus intereses”.
En fin, luego de algunas vueltas porque el estacionamiento estaba saturado (no era tiempo de pandemia, ni había restricciones sanitarias) encontramos un lugar para acomodarnos; no entiendo de dónde salía tanta gente queriendo comprar; nos quejábamos de que no había dinero pero inexplicablemente los centros comerciales siempre estaban a reventar, y las inmensas filas en las cajas me indicaban que nadie había ido sólo a percatarse de qué color era la pared del establecimiento. Ya, adentro, empezamos a buscar el famoso arbolito, había que encontrar uno que se adecuara a nuestro presupuesto, ni más ni menos; en la vida las cosas no siempre son como uno quiere, las decisiones se toman con firmeza, pero también con sentido de responsabilidad, no se va uno a endrogar nada más porque sí; ya ve como son de abusivos los banqueros y las casas de préstamo, alegremente te dan el dinero que ocupas, y luego con los intereses tan altos que cobran te andan apretando el pescuezo cuando no les puedes pagar.
Decididos por uno mediano que estaba en “oferta” el asunto del árbol quedó resuelto, faltaban las esferas, las luces y los adornitos, ni modo a apechugar el gasto, si algo se empieza se debe terminar y bien. Salimos de la tienda cargados, dispuestos a llegar a casa para armar no sólo nuestro árbol, si no las esperanzas en los proyectos del año que viene. Mi yerno condujo el auto por toda la ciudad, esta capital que se ha transformado en unos cuantos años; y seguramente cambiará mucho más ahora que se han estado arreglando las calles del centro histórico. Por estos días unos precandidatos electorales han prometido embellecer a Tepic, aunque como reza el dicho, en promesas de políticos, y cojera de perros nunca hay que creer. Por fin llegamos a casa, armamos el arbolito navideño, y ya plácidamente sentado en mi cómodo sillón reflexioné en, con cuanto orgullo se disfruta lo que se compra con el esfuerzo, sin quitarle nada a nadie. Me pregunto si los que han saqueado a este país disfrutarán lo que se llevaron sin remordimiento, desde el ex Presidente Echeverría, hasta don Enrique Peña Nieto, ¿Habrán sido y serán felices derrochando lo que no les pertenece?
En México millones de personas este año pasarán una de las navidades más pobres de su vida, y seguramente un enero crudo y triste por las bajas temperaturas, la pandemia y la inflación económica que según algunos organismos financieros pegará duro en la nación. Por eso esta navidad habrá que escoger algo de la mesa y la casa para brindarlo con aprecio a los que menos tienen. Me preguntó mi esposa que dónde quedaría mejor colocado el árbol, y le contesté simplemente, el lugar es lo de menos siempre que cumpla su cometido, unir a nuestra familia en estas sensibles fechas decembrinas. Amable lector, que Dios nos ampare para conservar nuestra salud. robleslaopinion@hotmail.com