Véritas Liberabit Vos
Por esas razones hoy no escudriñare en los anales históricos patrios, ni profundizaré en algún asunto de orden internacional que suscite un análisis político o social de esos que en un momento pueden hacer ver al mundo como un caleidoscopio de claroscuros o parafraseando a Hobbes como un Leviatán que se convierte en el propio lobo del hombre y lo devora con sus fauces, o en algún comentario que parezca una inducción al voto por tal o cual candidato.
Hoy hablaremos del tema recurrente del día; el futbol, pero no en saber si nuestro equipo ganará empatará o perderá, si las rotaciones de Osorio fueron solo para distraer al enemigo o si somos ya una potencia del orbe del balompié, si Messi o Cristiano, ya estos temas están más que tratados en la gama de programas que sobre futbol están en la pantalla de televisión a cada instante generada por personas expertas en esa materia, por esta ocasión tocaré el tema desde la óptica de un aficionado que empezó a ver el futbol desde un poco antes de las Olimpiadas de México 68 y que en esos ya 50 años de espectador he podido constatar y sacar algunas conclusiones más de pálpito que de cálculo tal como lo dijera el ilustre español Manuel García Morente al referirse a la personalidad del Caballero Cristiano.
Si bien una de las principales novedades de esta Copa Mundial es la inclusión de la tecnología para la toma exhaustiva de decisiones arbitrales reñidas, como aquella frase tan sufrida y llorada del “No era penal” que tal vez nos habría dado la posibilidad de aspirar al deseado quinto partido en el 2014, ahora las nuevas generaciones estarán a la orden con todas las repeticiones de los diversos ángulos de una jugada en que se apoyará un árbitro para señalar algo decisivo.
Pero oteando un poco a las evoluciones que el balompié ha tenido podemos ver toda una pléyade de cambios potencializadores más para brindar un mayor espectáculo que para aumentar la calidad de la práctica del deporte y si no, con el análisis y comentarios al respecto lo podremos concluir; por ejemplo iniciaremos con los balones, el balón de este mundial el llamado “Telstar” no tiene nada que ver con los balones que hasta 1966 se utilizaban en los estadios, aquellos balones de color ocre de gajos de cuero con costuras al centro, que en un campo húmedo o con lluvia iban adquiriendo un peso mayor donde cualquier balonazo era casi un proyectil o que decir del valiente que se atrevía a darle un cabezazo justo en las costuras, era un atentado neuronal; a partir del mundial 70 cambio a aquellos balones de hexágonos en blanco y negro para posteriormente evolucionar en otros conceptos como el Azteca, Tango, Jabulani y otros totalmente impermeables y micrométricamente exactos.
Que decir de las indumentarias de los equipos aquellas casacas de cuello, botones y cintas que al igual que los balones conforme pasaba el juego la transpiración del deportista la iba aumentando de peso convirtiéndose en una enorme carga para el jugador ya que las telas con que se elaboraban, algodón o lana las convertían en una molestia más, y que decir de los números que eran prácticamente hilvanados en forma algunas veces tosca y que a medio partido andaban casi en el suelo, ídem de los escudos casi siempre de fieltro que se planchaban o cosían; lo mismo ocurría con los botines que prácticamente eran unas botas de cuero adaptadas muchas veces con taquetes de fierro intercambiables de acuerdo al tipo de terreno y que se adaptaban con un destornillador.
Podrá para las nuevas generaciones parecer esto muy arcaico pero así era, difícilmente un equipo cambiaba de indumentaria de una temporada a otra, los estilos perduraban y aquél equipo que modificaba estilo lo consideraban falto de mística o identidad tal como se dijera del equipo de la UAG que vino a ser pionero en esta situación ya que ahora no hay equipo que para cada nueva temporada no saque un nuevo estilo de jersey y sus aficionados estén a la espera para adquirir la nueva playera que publicitariamente genera ingentes recursos a los clubes; y que decir de la tecnología al servicio de las prendas que son cada vez más ligeras, ergonómicas, con materiales que aíslan el sudor, lo mismo ocurre con los zapatos donde hay una variedad enorme de diseños y colores; saliendo ya de los clásicos colores utilizados por muchos años como eran el negro y el blanco.
Mención aparte es toda la gama de publicidad que ahora inundan las playeras y en aras de ganancias económicas que merman la identidad de un equipo queda difuminado al confundirse su escudo con tantas marcas comerciales, lo mismo que los diversos tipos de numeración que muchas veces obedece a intereses comerciales o cabalísticos más que a lo que en antaño fueron los números inherentes a una posición de juego dentro de la cancha.
Las rodilleras en los porteros o las boinas, han pasado a la historia y ahora los tatuajes o los cortes estrafalarios (se dice Neymar trajo a Rusia a su estilista), la hidratación ordenada en etapas del partido, el evitar que se juegue con rastros de sangre en la playera, las medias arriba y portar espinilleras son varias de las cosas que aparte del VAR son ya propias de nuestro futbol; tiempos van, tiempos vienen pero lo apasionante de este juego nunca se perderá, dejémonos de detalles accesorios y esperemos lo mejor para nuestro equipo el día de hoy. ¡Vamos México!