Aunque las plantas siempre se hayan considerado silenciosas, los científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel) desmintieron esa teoría registrando, por primera vez, una emisión de sonidos en el aire provenientes de plantas de tomate y tabaco en momentos de estrés, como falta de agua o el corte del tallo.
Durante el experimento, Itzhak Khait junto a sus colegas colocaron micrófonos a 10 centímetros de las plantas, que captaron sonidos en el rango ultrasónico de 20 a 100 kilohercios, indetectables para el oído humano, pero que los insectos y algunos mamíferos serían capaces de escuchar e incluso responder de diferentes maneras desde varios metros de distancia.
En estudios anteriores, lo investigadores llegaron a colocar dispositivos de grabación directamente dentro de los tallos de plantas para registrar un proceso conocido como ‘cavitación’, las vibraciones causadas por la formación y explosión de burbujas de aire dentro del tejido que transporta el agua por la planta, al que se atribuye la producción de los sonidos. Esto permitió escucharlos desde el interior de la planta, pero ahora es la primera vez que los sonidos emitidos se miden desde la distancia.
«Estos hallazgos pueden alterar la forma en que pensamos sobre el reino vegetal, que hasta ahora se ha considerado casi silencioso», escribieron los científicos en un comunicado en bioRxiv, publicado el 2 de diciembre.
Diferentes respuestas ante el estrés
Según los registros, en promedio, las plantas de tomate sometidas a sequía produjeron 35 sonidos por hora y al ser cortadas, 25. Asimismo, las plantas de tabaco produjeron 11 sonidos por hora por falta de agua y 15 cuando les cortaron el tallo. Las plantas que no sufrieron ningún tipo de estrés produjeron menos de un sonido por hora.
Además, los científicos analizaron la distinción entre los sonidos emitidos para poder averiguar cuál es el motivo del estrés, basándose únicamente en «los gritos» de cada planta. Utilizando un modelo de aprendizaje automático, el equipo seleccionó distintas características, como la intensidad y la frecuencia en cada conjunto de sonidos y pudo identificar correctamente, en la mayoría de los casos, si el estrés fue causado por la falta de riego o un corte.
Sin embargo, las plantas no fueron expuestas a enfermedades, temperaturas desfavorables o niveles excesivos de sal, por lo cual lo autores no pueden afirmar si todas las plantas estresadas emiten sonidos. A pesar de esto, los científicos sostienen que el estudio realizado podría permitir a los agricultores usar una tecnología similar para detectar los cultivos estresados por falta de riego en sus campos.
«Idea especulativa»
Entre otros datos proporcionados, los científicos sugirieron que los insectos, como las polillas, pueden escuchar los sonidos emitidos por las plantas estresadas para evaluar su condición antes de poner huevos en sus hojas.
Pero esta teoría fue tachada de «especulativa» por un experto externo, Edward Farmer, profesor de Biología Molecular de Plantas en la Universidad de Lausana, en Suiza, que aseguró que es un hecho conocido que los insectos evitan ciertas plantas por una variedad de razones y pone en duda que el ruido excesivo sea una de ellas.