Por Daniel Aceves Rodríguez
Millones de familias norteamericanas celebrarán este próximo jueves una de las tradiciones más importantes que tiene este País vecino conocida como el Día de Acción de Gracias o también llamado Thanksgiving Day, tradición que se remonta a los orígenes de la nación norteamericana y la llegada de las trece colonias británicas entre los siglos XVII y XVIII ( Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia), donde el pavo es el platillo principal.
Versiones hay diversas sobre el origen de esta inveterada tradición pero cuenta la historia que fue en el año de 1623 en la localidad de Plymouth en el actual Estado de Massachusetts donde después de un año de cosechas se hizo una celebración para agradecer a Dios por las cosechas obtenidas, pero como la misma no había sido lo abundante que se deseaba no había la posibilidad de alimentar ni a la mitad del más de centenar de colonos que conformaban esa localidad, por lo que en un gesto por demás inusual e ilustrativo fueron los nativos de esa región (tribu Wampanoag) quienes compartieron con ellos sus alimentos, se dice que entre los víveres que llevaron además de semillas, panes y frutas iban aves y pescados entre ellos el ya mencionado pavo, igualmente otra de las crónicas marca que fue mucho antes de esto, en 1565 donde se dio la primer celebración por parte de los colonos españoles de la Florida, pero dando la connotación genérica fue un acto de agradecimiento al Buen Dios por lo cosechado durante ese año y superar todos los avatares sufridos.
Sabido es que estas trece colonias disímbolas en origen, cultura y costumbres, se amalgamaron y lograron su independencia en 1776 conformándose como una Nación con un Destino Manifiesto que permeaba en sus deseos por consolidarse como un País poderoso tal como en la actualidad lo vemos, y que no estuvo exenta de vivir momentos álgidos posteriores a su Independencia como lo fue la guerra fratricida entre los del Norte contra los del Sur conocida como Guerra de Secesión (1861 1865) que enfrento a los estados confederados partidarios de la esclavitud contra los estados de la Unión contrarios a esta.
En el furor de la batalla intestina fue el Presidente Abraham Lincoln quien en octubre de 1863 instituyo como festividad nacional el Día de Acción de Gracias a celebrarse el cuarto jueves del mes de noviembre, convirtiendo así una festividad dispersa en el país y la llevó al plano de ser un día feriado para el disfrute familiar y la conmemoración de aquellos pioneros de distinto origen, religión y costumbre para enraizarla a los Estados Unidos y convertirla en lo que es hoy a la fecha una celebración nacional que los norteamericanos radicados en todo el mundo festejan en países diferentes al suyo.
Pero, ¿que hay sobre esta festividad norteamericana que consideran esta celebración tan importante solo por debajo de la Navidad y de la conmemoración del 4 de julio? Donde aparte de la cena formal y de eventos artísticos o culturales se adereza el día con el desarrollo de importantes partidos de fut bol americano que capta la atención de un buen porcentaje de televidentes o de la preparación tanto económica como emocional para que al día siguiente se lleve a cabo el famoso “Black Friday” o viernes negro donde los grandes almacenes hacen gala de ofertas algunas de ellas inverosímiles que hacen que los compradores entren en pánico digno de un análisis conductual.
Dato especial es que esta celebración tan anglosajona tiene la curiosa característica que en todo ello hay un origen muy mexicano (o mesoamericano como se quiera ver, pero que de todos modos nos atañe en la raíz) ya que ese platillo central que se acompaña entre otras cosas con puré de papas, gravy, salsa de arándanos, pan de maíz, me refiero a que ese pavo horneado tuvo su origen hace siglos en lo que hoy es el centro de México.
Es la “Meleagris gallopavo mexicana” o llamado en náhuatl “huexolotl” pero que por su sonido los españoles llamaron solamente: guajolote, era un animal importante en los sacrificios que se hacían en los rituales agrícolas y que posteriormente se adecuó ya a los alimentos habituales del habitante de nuestra región; ya con la Colonia y los viajes a través del mundo, nuestra ave fue llevada a diferentes confines del mundo, internacionalizando así a nuestra singular ave, tomando entonces diversos nombres siendo uno de los más significativos aquel que le pusieron los ingleses cuando esa ave les llegó por medio de los comerciantes de sus colonias de Asia en particular de Turquía, por lo que le conocieron como “turkey rug” de ahí el nombre de turkey con el que conocieron los pobladores de las trece colonias a nuestro nativo guajolote o huexolotl del náhuatl ( “huey” grande y “Xólotl” deidad).
Un periplo tan grande de nuestro personaje central que pasó de ser un ave deidad para los sacrificios agrícolas de nuestros antepasados, a un alimento infaltable en la cena de Acción de Gracias para rememorar esos dones agrícolas que el suelo estadounidense dio a sus habitantes, ya con otro nombre más rimbombante como lo es turkey y un reforzamiento en su consistencia para hacerlo más apetitoso y nutritivo; pero al final de cuentas es nuestro huexolotl que hasta el Presidente de los Estados Unidos ha instituido una ceremonia en la Casa Blanca para indultar ese día a un pavo que no estará esa noche en las cazuelas de nuestros vecinos del Norte.
Dato curioso; como tradición en los tres partidos de futbol americano que se programan para ese día, no puede faltar la participación de los Vaqueros de Dallas y de los Leones de Detroit, pero esa será otra historia.