EDUCAR EN VALORES

Por Daniel Aceves Rodríguez

En el Marco Curricular del Plan de estudios 2022 de La Nueva Escuela Mexicana, se reitera que la educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva, considerando a la dignidad humana como  ese valor intrínseco que tiene todo ser humano, que es irrenunciable, no intercambiable, irrevocable e inviolable y que por sí mismo justifica el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos humanos y justicia social.

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Por esta razón la, que implique el reconocimiento, cuidado, protección y desarrollo de los niños, niñas y adolescentes práctica educativa debe tener un sentido humano, teniendo así como principal tarea el propiciar que la niñez y la juventud, junto con sus profesoras y profesores vayan al encuentro de los unos y los otros, entendidos en su diversidad. (Oliver L. Conflictos y tensiones en torno del estado ampliado en América Latina)

Para nadie puede escapar la premisa que se escucha constantemente de que nuestra sociedad actual vive una “Crisis de Valores” y con ello cubrimos lo que a nuestros ojos es por demás evidente: La anarquía, la corrupción, la violencia, la intolerancia, el aislamiento social o racismo, la delincuencia, la apatía y tantos otros ejemplos que a diario flagelan al ser humano, demostrando con ello que estas actitudes negativas son consecuencia de la “falta o crisis” de valores, ya sea en el ámbito personal, familiar o social y que representa así un retroceso en el adecuado desarrollo social pues denota un rumbo cambiado en la ruta hacia un mundo más próspero, ya que los valores son los responsables de promover una dirección social e individual puesto que son los lineamientos de acción que delimitan el resultado moral y ético de una acción. (Lewkowicz I. Pensar sin Estado)

Si nos centramos en lo que establece la axiología o sea la rama de la Filosofía que estudia los Valores, podemos encontrar que los valores que rigen la base de la convivencia y el desarrollo humano, son los valores universales que son aquellos que tienen la pretensión de abarcar  la totalidad de los miembros de una cultura, o incluso de aplicación total y absoluta, es decir un valor que goza de reconocimiento y aceptación, que está regida bajo un código de moral vigente, esto es, son valores a los que todos los ciudadanos tienen aprecio, su visión de lo bueno y valioso se encuentra unificada y concretada en valores específicos, en esto  podemos señalar a la Honradez, la Justicia, El Respeto, El Patriotismo, la Verdad, la Tolerancia, La Inclusión ente otros muchos más, como ejemplo y fundamento de valores que en cualquier momento son decisivos bilateralmente, tanto para el que los busca como para el que los vive, estos valores serán deseados y ponderados en su justa dimensión los posea o no los posea el individuo o grupo social, por eso decimos que cualquiera de ellos es deseable y tiene valor aun cuando estos no se manifiesten, así un Valor Universal es aunque no se tenga y en base a esta condición no podemos afirmar que exista una crisis de Valores, porque los valores son aunque no se manifiesten, lo correcto es afirmar que existe una “Crisis en la práctica de los valores” que es distinto, es una falta de ponerlos en marcha, es la ausencia de su aplicación en la vida diaria.

Tal como se menciona y partiendo de la crisis en su práctica, llegamos a la conclusión que lo que falta es formar personas con virtudes, donde la virtud viene a ser la expresión máxima de un acto o conducta, la cual normalmente es perfeccionada por la repetición habitual de la misma, ejemplificando, donde cada acción virtuosa está encaminada al bien que es la meta de todo valor universal. Es por esta razón que una práctica correcta de los valores no se podrá realizar si estos no son adquiridos por el ser humano en sus distintos períodos de desarrollo siendo por demás importante las etapas básicas en la formación del individuo hablando específicamente su etapa educativa.

Dice una frase coloquial “Nadie da lo que no tiene” y concretamente en la acción virtuosa no podríamos concebir un desarrollo armónico encaminado al bien si el individuo no conoce, no reflexiona y no pondera como propios los valores fundamentales del ser como son entre los más importantes los que fundamentan las diversas garantías básicas individuales como son: La Libertad, La Igualdad, La Prudencia y La Justicia columnas infranqueables basamento de una sociedad sólida, y tampoco para nadie es secreto que estos valores tienen como origen principal a la célula básica de la sociedad que es la Familia donde dentro de ese seno familiar se inculquen, promuevan, solidifiquen y ejemplifiquen  para que posteriormente sea la Escuela una institución que refuerce esta primera etapa, corrija e instruya junto con todo el cúmulo de conocimientos propios de su haber lo que es la visión cósmica de los valores en su justa dimensión de la vida.

De esta manera el proceso educativo tal como es señalado desde la antigua Grecia, es un proceso amoroso donde se lleva al educando desde sus etapas más tiernas a un estado de virtud donde el desarrollo de su inteligencia esté orientada a la búsqueda de la verdad, y su voluntad esté regida por la búsqueda incansable del bien, siendo entonces una verdadera Educación aquella que se centra en la formación de buenos ciudadanos que destaquen por su conocimientos científicos, tecnológicos basados en una sólida moral que conlleve a la formación de una sociedad virtuosa donde la práctica de los valores sea un uso común.

Esto es refrendado en el Marco curricular de la Nueva Escuela Mexicana que reconoce el carácter nacional de valores, saberes, patrimonio ambiental, cultural y político que conforman el lazo social constituido desde la diversidad intelectual, lingüística, intercultural, histórica y de género, cuto soporte ético, político y social sea la ciudadanía, desde donde se define esa identidad nacional del Estado en su diversidad, porque ya lo dijo un gran intelectual y educador mexicano “Nuestro país será, lo que sea su educación” y dentro de ella el docente como causa ejemplar de la educación tiene una gran misión en sus hombros.

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