La verdad… sea dicha
También para los comerciantes es un gran día, pues sus ventas estarán a la alza; esperemos que los vendedores se comporten a la altura ofreciendo a precio justo sus artículos. Es tanto y tan bello lo que una madre hace por sus hijos, que a veces cuando por desgracia uno es testigo de la ingratitud de algunos mal nacidos que no respetan a la mujer que les dio el ser, quisiéramos comérnoslos vivos; pues a la generación de nosotros los que pasamos de los 35, o 40 años, nos enseñaron que a una madre se le respeta y se le venera; jamás se le discute, ni se le juzga bajo ningún motivo; esos eran nuestros tiempos. Hoy hay historias que es mejor olvidar para dar paso a la real felicitación a todas las madrecitas de nuestra tierra Cora.
El Día de las Madres, es una fecha que en México la celebramos con especial aprecio; y aquí sí mucho cuidado con que alguien nos llame cursis o ridículos por expresarnos tan amorosamente, porque quien sea que lo haga está en serios problemas. Los mexicanos idolatramos a la madre como se idolatra a Dios y la Virgen María, es un sentimiento que está en nuestros genes, una genuina tradición que es legado de nuestros ancestros; tristemente algunos ingratos pueden olvidarse de su madre todo el año, pero hoy indiscutiblemente es la fecha del regreso, del apego y el abrazo maternal, aunque sólo sea por algunas horas. Este día, las madres vuelven a demostrar su nobleza al dejar en el olvido los olvidos de los hijos errantes que sólo regresan al nido en una fecha como esta, o cuando les remuerde la conciencia. Pero lo que es claro, es que el amor a la madre está siempre, y cada quien lo manifiesta a su manera, algunos con una pasión profunda, y otros con la extraviada tibieza del amor difuso. Así es la vida, cada cabeza es un mundo, y un distinto sentimiento. FELICIDADES A TODAS LAS MADRES NAYARITAS.
EL TEPIC DE LOS OCHENTAS
Ahora que se avecina el mes de junio, tiempo en que llegarán las lluvias; justo cuando en la entidad todo se pone verde, y la tierra se humedece con un olor muy especial a hierba fresca con brisa de mar; cuando los nanchis y las guanábanas perfuman el ambiente; mucho recuerdo que fue en ese mes cuando hace años llegué por primera vez al paraíso llamado Nayarit. Entonces, apenas observé el amanecer de Tepic, y supe que jamás me volvería a ir de aquí. Era el Tepic de hace 45 años, el de las casas de adobe y los techos de teja, el de los caballos y carretas con leche bronca, o cruda, el de las calles empedradas y angostas de la ciudad chiquita; una ciudad que ya tenía autos, televisión en blanco y negro, y teléfono en algunas casas de gente pudiente. Era la capital del estado, la que no tenía grandes tiendas, ni hoteles de mucho lujo; la gente que deseaba gastar su dinero regularmente hacía sus viajes a Guadalajara, paseo que le servía de distracción, pues en Tepic como no fuera el cine, o las vueltas a La Loma y La Alameda, no había otra cosa en que se ocuparan los fines de semana. Ciertamente en el terreno deportivo estaban los estadios de beisbol y fútbol a donde los parroquianos acudían para despejar la mente y echar fuera sus enojos y frustraciones, sobre todo en el estadio de fútbol, el Nicolás Álvarez Ortega, donde jugaba el equipo de casa, el Deportivo Tepic, que militaba en la segunda división de fútbol profesional, ¡Ah que tardes!, Y luego que noches tan fabulosas pasamos con los partidos de los Coras. En verdad amábamos aquel equipo.
Era en el principio de los años 80s, cuando casi toda la gente asistía al mercado “grande” el que estaba a un costado de la Plaza Principal, “el Juan Escutia”, para comprar el jugo de naranja, los choco miles, y prácticamente todo lo necesario para llevar a la cocina de la casa. La Plaza Principal, sobre todo los jueves y domingos, estaba abarrotada de nayaritas alegres que llegaban de todo el estado para surtir sus mercancías principales, pero los hermanos indígenas Coras y Huicholes sobresalían entre la ciudadanía, pues llegaban con sus vistosos atuendos de manta, decorada con dibujos en colores brillantes y llamativos. Al transcurrir de los años, en cuanto a diversión, dos cosas marcaron el gusto de los tepiqueños, en la gente adulta la pasión por las telenovelas, y en los jóvenes la música disco que se puso de moda en algunos antros de la ciudad. Ya le seguiré contando amigo lector, de esos años mozos y de cómo nuestro querido Tepic se transformó en lo que es hoy. Una metamorfosis que por unos años fue increíble, pero de esto y más comentaremos en otra columna.
LA MAGIA DE CUBA
Las cosas que uno se encuentra en internet. Por mera casualidad buscando unos videos en YouTube me encontré un video precioso, se trata de cuatros músicos que llegan a la puerta de una humilde casa en Cuba, donde sale una linda señora de raza negra entrada en años quien resulta cantar bellísimo, con una voz dulce que ya quisieran muchas de las estrellitas que hoy pululan en el espectáculo. La canción es “Lágrimas negras” del compositor Miguel Matamoros, un tema que fue escrito allá por 1924, pero que es precioso y actualizado por los músicos que con dos guitarras, una trompeta y un contrabajo dan ritmo y sabor al tema de bolero-son, aunque lo que impacta es la voz de la bella señora que lleva en su canto el amor, el sufrimiento y la alegría de todo un pueblo que sabe cantar en medio de sus desventuras. Hoy Cuba es un estado socialista con muchos problemas sociales y económicos que no obstante, se agranda en su cultura donde aflora el sentimiento y la creatividad de sus músicos, de sus cantantes, de sus pintores, escultores y escritores; artistas geniales y naturales que están alejados de la excesiva modernidad que en parte ha inhibido la sensibilidad humana por la llegada de las nuevas tecnología de comunicación que irónicamente en vez de unir se han vuelto una barrera para la relación íntima entre las personas. Hasta pronto. Par comentarios robleslaopinion@hotmail.com