El proyecto de Cronista era muy amplio. Era llamar a una convocatoria ciudadana para crear funciones colectivas, archivos, catálogos y todo tipo de tareas que tuvieran por objeto conservar la memoria histórica de Tepic.
No era fácil, era crear un Manual de Organización, una Perspectiva de Acción, una Meta.
Reglamentar el artículo 107 de la Ley Municipal para el Estado de Nayarit, que menciona la figura de Cronista.
Busqué modelos de Cronista en internet. Básicamente me interesaban Mérida, La Habana, Hermosillo, la ciudad de México, etc.
Ellos iban muy avanzados y en Tepic apenas teníamos que arrancar de ceros.
Me propuse planes de acción a corto, mediano y largo plazo.
Sería muy tedioso enumerar cada paso a seguir. Solo me referiré a una de las metas a corto plazo.
Crear el álbum de fotos antiguas
Me pareció que lo más fácil de llevar a cabo, y porque ya se tenía material a la mano, era pedir un espacio en la página de internet del ayuntamiento, para publicar fotos antiguas, y quizá redactarle a cada imagen un pie de foto con algunos datos específicos.
Para el efecto, yo tenía un archivo en disco compacto que contenía unas 120 postales de Tepic de antaño.
Quizá si invitásemos a la gente a cooperar, nos haríamos de otro tanto. Las fotos antiguas son bastante atractivas y dan lugar a soñar con la historia.
Juan Olvera, un tipo sencillo
Como es bien sabido, soy practicante de billar desde joven. En mi etapa de cronista, me quedaba cerca el Club “Mónaco” por la calle Querétaro. Ya casi no juego carambola. Solo me doy vueltas a saludar a mis amigos.
El dueño del establecimiento, entonces, era Jorge Robles, “El Lobo” a quien siempre lo veo como hermano mayor. Un día estábamos el Lobo y yo platicando en la calle, pues dentro del local hacía mucho calor.
Pasa un hombre un poco desgarbado. No cuachalote, pero descuidado. Enfermo de la voz.
Apenas se le entendía. Me quería decir que él tenía muchas fotos de Tepic antiguo. El Lobo me presenta y le dice a Juan Olvera que tenga confianza en mí y que esas fotos yo, como enterado y teniendo el carnet municipal, deberían estar en mis manos.
Juan Olvera dice que sí, que mañana te las traigo, que están en un disco, que yo aquí vivo por la Querétaro y Herrera, que mañana te dejo el disco aquí mismo y que ahí nos vemos.
Y se va.
Me dije que quizá el hombre solo estaba inventando.
Al otro día
En serio que al otro día, tal y como lo dijo y no le creí, Juanito Olvera ya le había dejado el disco de fotos al Lobo en el billar.
Llegué ya tarde y mi hermano me entregó el CD.
Aún no sabía el contenido y la verdad no me imaginaba lo que vería después.
Incluso confieso no haber abierto el disco hasta dos días mas tarde.
Cuando inserto el disco en el compartimiento de una computadora, me voy dando cuenta de unas 300 fotos del Tepic de antaño que no conocía.
Era un tesoro.
Juanito Olvera, olvidaba decirlo, le había dejado un recado al Lobo para que me entregara el disco, y que me recomendaba publicar esas fotos, en donde yo quisiera, con la única condición de que la gente se divirtiera disfrutando y comentando las imágenes de la ciudad de los padres y abuelos.
Ah. Y que dijera “Archivo juan Olvera”.
En Internet, en Facebook
Terminé mi periodo de Cronista en 2008. Para esas fechas apenas se sabía del Facebook en internet. Me di de alta en 2009. Pero en 2010 ya era una fiebre de feisbuqueros.
Empecé a subir algunas postales del Tepic de los setentas muy bonitas, a color, de la calle México, de Palacio, de La Loma, y otros atractivos.
Yo me divertía y empezaron a divertirse otros contactos de la red. En total tenía unas 500 fotos. Dije que diario publicaría una distinta.
Aparecieron otros muros personales como los de los licenciados Aréchiga y Meraz. Aportaron fotos bellísimas del Tepic de principios del siglo pasado. Dijeron que las habían adquirido en un “Baratillo” en Guadalajara. Yo las compartía y les daba el crédito.
Coleccionar fotos del Tepic antiguo ya no solo era un pasatiempo, era una emoción.
Me dediqué a rescatar fotos en lo más intrincado de los buscadores de internet. Les pedí exigencias, busqué países, idiomas, apellidos de extranjeros que vivieron acá.
Había éxito. De pronto surgía una foto de Tepic y San Blas inédita. Las iba sumando al álbum.
Al álbum que yo así denominé: “Archivo Juan Olvera”
Juanito murió. No volví a verlo. Se cumplió el objetivo de publicar las fotos que nunca supe cómo las obtuvo, cómo las digitalizó, o dónde estuvieran los documentos originales. No importaba. Los tepícenses ya estábamos disfrutando las fotos.
Llegó a cerca de un mil 600
El álbum creció a cerca de mil 600 fotos, el 95 por ciento de Tepic y San Blas. Lo tengo en una memoria. Lo he regalado. A quien quiera el archivo y que me lo solicite se lo regalo. Es de todos, la memoria es colectiva.
El álbum sigue enriqueciéndose. Van a seguir apareciendo fotos y postales antiguas. Y este servidor de ustedes sigue feliz de ver a una familia reunida a comentar escenas, personajes y emblemas de nuestro queridísimo Tepic. De algo tienen que servir las herramientas tecnológicas. Yo sigo desenterrando fotos. Es una tarea que ya no dejaré. La herencia es para todos.