Por Daniel Aceves Rodríguez
El principal objetivo de su rebelión era la restitución de las tierras tomadas por los hacendados a los habitantes de su natal Morelos; no buscaba ideales abstractos, su lema “Tierra y Libertad” era una bandera que enarbolaba las causas de los campesinos y que lo condujo a convertirse en uno de los personajes principales de la Revolución mexicana. Y es que hablar de Emiliano Zapata es hablar del caudillo que encabezo el movimiento más constante y persistente de este conflicto en un período comprendido de 1911 a 1919, del personaje que encabezó el Ejército Libertador del Sur y Centro de México en un conflicto bélico desarrollado más hacia el norte de la República y que amalgamó al movimiento revolucionario el objeto de sus protestas en los distintos gobiernos contra los que llegó a luchar: Porfirio Díaz, Francisco León de la Barra, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza; del mítico personaje que junto a Francisco Villa llegaron a representar el binomio más carismático y estudiado de este movimiento de principios del siglo pasado y que ha sido inspiración y estudio de nacionales como extranjeros que han querido conocer detalles de la personalidad, vida, estrategias bélicas, liderazgo pero sobre todo de ese halo enigmático y de leyenda que envuelve una figura como en este caso Zapata, con la gallardía, prestancia, ideal y valentía.
Por ello no es raro ver que el propio Hollywood se interesó tanto en ello que en 1952 en plena tensión mundial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría, con un macartismo en boga gestado en el temor generalizado hacia el comunismo y polarizado por la Guerra de Corea, las pantallas cinematográficas y la alta dirección de Elia Kazán trajeran a escena la vida del caudillo en la laureada película “Viva Zapata” con las memorables actuaciones de los primeros artistas Marlon Brando como Zapata y el chihuahuense Anthony Quinn como su hermano Eufemio, película que recibió el premio a mejor película en el Festival Internacional de Cine en Cannes Francia y la nominación en la misma categoría para los premios Oscar, la nominación del primero al Oscar como mejor actor, y la estatuilla dorada para el segundo como actor de reparto siendo esta la primera de dos que ganaría nuestro compatriota en su periplo por los escenarios.
Pero más que una cinta de calidad y enorme actuación, era el mensaje que en ese momento se quería dar sobre lo que es luchar por los ideales de justicia, derechos de los campesinos y sobre todo la coherencia con el pensamiento ante la falsedad de principios, corrupción o traición; por esa razón el mensaje que se dejaba a un Gobierno Republicano recién llegado de Dwight D. Eisenhower que viraba en la postguerra después de gobiernos del Partido Republicano con Franklin Roosevelt y posteriormente Harry Salomón Truman, el mensaje dejado por la cinta se podía leer entre líneas y aplicar en todo momento ya que es atemporal.
El nacido en San Miguel Anenecuilco en el Estado de Morelos detentó la bandera de restitución de las tierras tomadas a los campesinos, ese era el objetivo de su rebelión tal como lo señalaba en su consigna “Tierra y Libertad” por eso se confrontó con Porfirio Díaz, al no ser escuchado, al ser como la voz que clamaba en el desierto se une a la causa de Madero que proponía un cambio social y político, a los pocos días se transformó en el hombre más importante del movimiento revolucionario encabezado por Madero en el área del Sur, su actuar empezó a ganar partidarios y la presión que se ejercía en el Sur con Zapata aunado a las fuerzas de Villa, Pascual Orozco en el Norte llevan a la victoria del “apóstol de la democracia”.
Ante la actitud de Madero de desarmar y movilizar a su ejército triunfante y con ello conformar una nueva política Zapata se negó a licenciarse ya que su lucha no había sido solamente por quitar del gobierno a Porfirio Díaz o a Francisco León de la Barra que quedó como interino a la salida del país de Díaz, sino para hacer justicia, para recuperarle su tierra a los campesinos que habían sido despojados, con más bríos retomo su lucha fundamentado en su Plan de Ayala redactado por su consejero Otilio Montaño documento que va a ser considerado como el principal precursor de la Reforma Agraria y baluarte posterior del artículo 27 constitucional, y volvió a tomar las armas así hasta la caída de Madero con La Decena Trágica y el plan de la Embajada que trajo al gobierno a Victoriano Huerta al cual no cejó de combatir hasta su salida en 1914 donde fue decisiva la acción tanto de Villa con la Toma de Zacatecas y lucha de Zapata en el sur.
Lo que vendría después sería la pugna contra las políticas de Venustiano Carranza y su unión con Villa durante el proceso Convencionalista etapa de un fuerte estira y afloja referente a la manera de llevar el gobierno de un país que se adaptaba a la etapa postrevolucionaria; los acuerdos no llegaron, después de una apoteótica entrada triunfal a la Ciudad de México junto a Villa en diciembre de 1914 y el apoyo total al gobierno emanado por la Convención y no por el derivado del Plan de Guadalupe.
La fuerza de Carranza y Obregón fue mayor a la de Villa y Zapata derrotado en 1915 se atrincheró en las regiones de Morelos continuando con la lucha por sus ideales proclamados desde 1911, producto de una emboscada fue traidoramente asesinado el 10 de abril de 1919 siendo el autor intelectual el General Jesús Guajardo que con engaños lo cito en la Hacienda de Chinameca.
Recordemos este año al Caudillo del Sur un personaje reconocido no solo en México sino en el mundo entero por su fe en luchar por un mismo ideal hasta sus últimos días.