Véritas Liberabit Vos
Ya en diciembre del 2014 y mucho gracias a la participación diplomática del pontífice latinoamericano Francisco, el mundo se enteraba que Cuba y Estados Unidos habían restablecido relaciones entre dos naciones que desde la llegada al poder de Fidel Castro en 1959 era impensable cualquier tipo de negociación o acercamiento, la posterior apertura de la embajada estadounidense en suelo cubano meses después, vino a consolidar lo que durante la guerra fría hubiera parecido un suicidio político o la trama de una novela de ficción.
Ahora pasados ochenta y ocho años, de nueva cuenta un presidente de la Unión Americana vuelve a pisar tierra cubana, ya que después de 1928 en que el mandatario estadounidense Calvin Coolidge estuvo en La Habana, era materia anulada cualquier indicio de un acercamiento político, ideológico y máxime una visita ante la tensión y encono de la segunda mitad del siglo pasado. En esta ocasión faltando no más de un año para finalizar su segundo y último mandato Obama (20 de enero del próximo año) ha logrado dejar un legado importante para la historia de su país y por qué no decirlo también un espaldarazo electoral para el posible aspirante demócrata que al amparo de esta jugada maestra podrá capitalizar esta apertura ya realizada para fortaleces su campaña.
Envuelto en la dinámica de los procesos electorales para definir candidatos en cada partido demócrata y republicano, el Presidente ha visitado a su homólogo Raúl Castro en un marco de buena voluntad y sobre todo de fincar diques para hacer ya irreversible esta apertura de relaciones y sentar las bases que consoliden estos avances pero sobre todo buscar aristas que incidan en los aspectos de política electoral y sobre todo el tema de los derechos humanos en Cuba.
Por esta razón su visita fue más hacia el involucramiento con la población caribeña, aparte del encuentro público con Raúl Castro, se agenda dio margen a pasear con su familia por las calles de la Habana, visitar negocios montados por empresarios incluso comer en alguno de estos negocios, visitar la Catedral de la Habana, presenciar un partido de beis bol entre la selección nacional de Cuba y las Mantarrayas de Tampa Bay Florida así como la oportunidad de que empresarios norteamericanos pudieran entablar opciones de inversiones en Cuba en un marco de crecimiento y desarrollo, así se pudo conocer que derivado de estas negociaciones las grandes cadenas hoteleras como Starwood que manejan las marcas Sheraton, Westin y Marriott así como la cadena de telecomunicaciones AT&T han dado pasos vigorosos para incrementar el desarrollo turístico y los servicios sobre todo de internet o Wifi que es uno de los aspectos que cada vez se hace más necesario y exigido en la isla, tal como se ha visto con las empresas on line Amazon, Netflix que ya han entrado con gran éxito y que no requieren de costosos gastos de instalación, lo mismo que las empresas de búsqueda de hospedaje como es la reconocida marca Air-bnb.
Es indudable que los avances vistos desde 2014 en materia de modificaciones o aperturas comerciales a raíz del restablecimiento de relaciones y que se vio sumamente beneficiado al determinarse en mayo pasado que Cuba fuera borrado de la lista de países que patrocinan el terrorismo, ha sido decisivo, estas no podrán tener el impulso final y determinante mientras exista el ya histórico y lacerante embargo económico impuesto en Cuba desde hace ya 54 años por el entonces mandatario John F. Kennedy y que a pesar de la buena voluntad de estos acuerdos, el Congreso Federal de Estados Unidos dominado por mayoría republicana, no tiene ninguna intención de levantarlo, situación por demás impensada de aquí a finalizar el mandato de Obama.
Claro que no podemos dejar de reconocer estos históricos avances e intentar nublar o empañarlos por no lograrse el fín de un bloqueo comercial impuesto durante un período de la historia decisivo en qué las ideologías y el deseo de expansión pesaban fuerte en los intereses geopolíticos, y donde Cuba se había convertido en un satélite soviético que amenazaba a la nación más poderosa del orbe, de ahí los hechos ya conocidos del ataque a Bahía de Cochinos y la tensa situación de los misiles, así como los miles de balseros que arriesgaban su vida por salir de la isla hacia las playas de Florida, son situaciones históricas que enmarcan un pasado que pesa aún en la mente y el espíritu estadounidense que provocan una división de opiniones encontradas.
Por eso no es de extrañarse las declaraciones hechas por Fidel Castro donde expresa que “Cuba no necesita que el imperio le regale nada y que no se renunciará a los derechos y riqueza espiritual que se ha ganado con educación, ciencia y cultura”; son polvos del mismo lodo, es verdad no se puede revertir lo establecido desde hace más de medio siglo, pero los pasos continuos y el deseo de mejora seguirán consolidándose en beneficio de un pueblo que busca emerger y encontrar de nuevo su destino histórico.