LA VERDAD… SEA DICHA/Martín Elías Robles
Qué tal, amigo lector; hemos entrado a la época más bonita del año, diciembre que alegra la vida y los corazones. Llegan las pre posadas, las fiestas que tanto nos gustan, y que los mexicanos sabemos aprovechar tengamos dinero o no, como dicen por ahí, para el fandango nos pintamos solos. Que estas festividades decembrinas sean muy gratas para todos. Oiga, para entrar al comentario de la semana, fíjese usted, en el Senado de la República recién se ha aprobado una nueva Ley General de Derechos a Niñas, Niños y Adolescentes, para prohibir pegarles a menores como método correctivo o disciplinario. Ya no se podrán aplicar castigos corporales a los menores en todos los entornos, familiares, escuela, instituciones públicas, privadas, centros de detención, y las comunidades, pues quien lo haga podrá ser sancionado hasta con cárcel.
Claro que es bueno que cada vez existan más leyes que protejan a los niños de gente abusadora, pero por otro lado, también considero que como en la época de nuestros padres y abuelos, imponer un correctivo a los niños groseros y caprichosos nunca está de más; una nalgada y una buena llamada de atención ayuda a forjar jóvenes y adultos de bien, aunque los psicólogos opinen lo contrario. No sé en su entorno, pero en el mío, en mi casa, en la calle y entre mis amigos, jamás vi que algún niño o joven se hubiera vuelto loco por alguna reprimenda de sus padres o maestros. En fin, cada cabeza es un mundo, y cada época es distinta, ya veremos que resulta de esta consentidora Ley.
EL CLÁSICO ARBOLITO. Hace tiempo, acompañado de mi familia, decidimos acudir a uno de los varios centros comerciales que se han instalado desde hace algunos años en esta creciente y renovada ciudad de Tepic, todo para comprar el tradicional arbolito navideño. Esperando que el presupuesto nos alcanzara, llegamos al estacionamiento de la tienda con todo el valor de quien ha decidido desprenderse de una buena parte de su nada desahogado salario, sobre todo en estos difíciles tiempos en que las cosas suben y suben como bombas de jabón; claro, no es lo mismo ser diputado, que simple trabajador de la pluma, pero ellos, los “defensores” de nuestros derechos también saben defender su pedazo de carne como gato boca arriba, haciendo valer su real poderío. Este año los legisladores federales y locales recibirán sus abultadas quincenas y aguinaldos libres de paja y polvo; eso es defender con valentía “sus intereses”.
En fin, luego de algunas vueltas porque el estacionamiento estaba saturado, encontramos un lugar para acomodarnos; no entiendo de dónde sale tanta gente queriendo comprar; nos quejamos de que no hay dinero pero inexplicablemente los centros comerciales siempre están a reventar, y las inmensas filas en las cajas nos indican que nadie fue sólo a percatarse de qué color es la pared del establecimiento. Ya adentro, empezamos a buscar el famoso arbolito, había que encontrar uno que se adecuara a nuestro presupuesto, ni más ni menos; en la vida las cosas no siempre son como uno quiere, las decisiones se toman con firmeza pero también con sentido de responsabilidad, no se va uno a endrogar nada más porque si; ya ve como son de abusivos los banqueros, y las casas de préstamo, alegremente te dan el dinero que ocupas, y luego con los intereses tan altos que cobran te andan apretando el pescuezo cuando no puedes pagar.
Decididos por uno mediano que estaba en “oferta” el asunto del árbol quedó resuelto, faltaban las esferas, las luces y los adornitos, ni modo a apechugar el gasto, si algo se empieza se debe terminar y bien. Salimos de la tienda cargados, dispuestos a llegar a casa para armar no sólo nuestro árbol, si no las esperanzas en los proyectos del año que viene. Mi yerno condujo el auto por toda la ciudad, esta capital que se ha transformado en unos cuantos años; y seguramente cambiará mucho más ahora que se han estado arreglando las calles del centro histórico, en verdad que ha sido molesto para los transeúntes y los automovilistas, pero la modernidad tiene su precio.
Por fin llegamos a casa, armamos el arbolito navideño, y ya plácidamente sentado en mi cómodo sillón, reflexioné en con cuanto orgullo se disfruta lo que se compra con el esfuerzo, sin quitarle nada a nadie; me pregunto si los que han saqueado a este país disfrutan sin remordimiento lo que se llevaron, desde el ex Presidente Echeverría, hasta don Enrique Peña Nieto. ¿Habrán sido, o serán felices derrochando lo que no les pertenece? En México millones de personas este año pasarán una de las navidades más pobres de su vida, y seguramente un enero crudo y triste por las bajas temperaturas y la inflación económica que según algunos organismos financieros pegará duro en la nación; por eso esta navidad habrá que escoger algo de la mesa y la casa para brindarlo con aprecio a los que menos tienen. Me preguntaba mi esposa que dónde quedaría mejor colocado el árbol, y le contesté simplemente, el lugar es lo de menos siempre que cumpla su cometido, unir a nuestra familia y la de todos los mexicanos en estas sensibles fechas decembrinas.
EN LA TRIGÉSIMA SEGUNDA LEGISLATURA EFECTÚAN LEYES QUE SANCIONAN EL FEMINICIDIO. Esta semana en el Congreso del Estado de Nayarit, fue aprobada una modificación a la ley, para dar castigos más severos por Feminicidio, Hostigamiento y Acoso Sexual. De tal modo que modificar la pena privativa de libertad al delito de Feminicidio y endurecer el castigo a quien cometa este delito es otra de las reformas aprobadas: El artículo 361 bis del Código Penal establece que a quien cometa el delito de Feminicidio se le castigará de 40 a 60 años de prisión y tendrá una multa de 500 a mil días. Las reformas aprobadas se realizaron en el artículo 296 y el artículo 297, de igual manera a los artículos 361 Bis y 361 Ter; así como se adicionó el Título Vigésimo Tercero y el Capítulo Único denominado de la Violencia Política Contra la Mujer, y el artículo 425, todos del Código Penal para el Estado de Nayarit. robleslaopinion@hotmail.com