El primer Ministro y la Poinsettia

Véritas Liberabit Vos

La flor de Noche Buena (Euphorbia Pulcherrima) que adorna de grata forma toda la temporada navideña es una planta de origen prehispánico muy conocida por nuestros antepasados mexicas,  los cuales le llamaban Cuetlaxóchitl que en náhuatl significa “flor de cuero o flor que se marchita” y que de acuerdo a las crónicas ésta era utilizada en ceremonias como símbolo de pureza, otras veces para efectos medicinales,  en la milicia los guerreros aztecas la ofrendaban al Sol para renovar sus fuerzas revitalizando así su espíritu de combate, posteriormente a ello con la llegada de los españoles y propiamente en el proceso de evangelización, los frailes la utilizaban como adorno de los nacimientos que colocaban para ir cristianizando a los nativos y mestizos con algo autóctono, dándole un simbolismo más cercano a la Navidad tiempo en el cual esta flor adquiere su mayor plenitud, por esta razón la bautizaron como Flor de Noche Buena tal como es conocida en nuestro días.

Publicidad

Sin embargo esa bella flor no fue exportada al mundo por nuestro país, sino por nuestros vecinos del Norte los Estados Unidos,  quienes coloquialmente le dan un sentido más laico y la conocen como Poinsettia en honor a aquél médico, botánico y político norteamericano Joel R. Poinsset a quién una vez lograda la Independencia de México (1821) fue nombrado estratégicamente por los Estados Unidos de Norteamérica (país ya independiente desde 1776) como Primer Ministro con carácter plenipotenciario, no sin antes haber participado activamente en los movimientos independentistas de algunas regiones de América del Sur como Chile.

Pues bien este personaje cuyo objetivo principal que lo mantenía, era cumplir con el Destino Manifiesto de la Doctrina Monroe (América para los americanos) entendida muy al estilo de la tendencia anexionista del vecino país, no olvidaba sus orígenes de botánico que llegó a ejercer allá en su añorada Carolina del Sur, así que visitando algunas regiones del área de Taxco  encontró una bella planta de hojas de color verde obscuro con bordes dentados y que conforme iba ascendiendo se coloreaban de un nítido color rojo brillante, fue tal la admiración que tuvo hacia este ejemplar desconocido para él, que ordenó separar varias plantas para enviárselas a su prometida y cultivarlas en su desarrollado invernadero que tenía en aquella sureña región.

A los años esta acción le redituó beneficios, su prometida se convirtió en su esposa, la cual a su vez tuvo enormes dividendos ya que la patente del cultivo de esta planta fue vendida por la familia Poinsset al californiano Albert Ecke quien se encargó de introducir al mundo y publicitar en forma por demás desbordante este bello producto fruto de la tierra mexicana que hoy adorna las casas, oficinas, e imágenes en la temporada más bella del año.

Siguiendo la línea de la historia de nuestro país sabemos que el objetivo primordial que Poinsset tuvo como Primer Ministro fue el de lograr a toda costa la cesión de los territorios del Norte de México (situación que se lograría años más adelante, gracias en mucho a ese trabajo realizado desde los primeros años de nuestra independencia), por ello buscó denodadamente negociar con Agustín de Iturbide ya en ese momento gobernante de México, que al no ceder a sus intentos buscó todos los medios para lograr su caída y así buscar con una nueva forma de Gobierno menos fortalecida  y débil encontrar el camino para lograr su objetivo.

Una de sus principales estrategias fue la fundación de la logia masónica yorkina que compitió con la ya existente logia escocesa dividiendo así a los mexicanos en dos bandos de características opuestas los liberales y los conservadores quienes se encargaron fratricidamente de luchar durante varios años entre compatriotas provocando con ello una desestabilidad y poco orden que en nada ayudó a la consolidación de nuestra nueva Nación, que vio a los pocos años como perdíamos más de la mitad de nuestro territorio ante los Estados Unidos de Norteamérica enfrascados en luchas intestinas sin una guía clara y con una marcada influencia exterior que dirigió nuestros pasos hacia un rumbo distinto.

Este fue el despertar de un México que nacía a la libertad, esa libertad fruto de luchas, sangre y heroísmo, cuna de grandes próceres y sueños de prosperidad y felicidad, tal como lo menciona el epitafio de Agustín de Iturbide, “Mexicanos  se ha enseñado el camino de la libertad, a ustedes les corresponde el aprender a ser felices”

Por cierto ¿sabían que la Flor de Noche Buena no es roja? Lo rojo son hojas, la flor solo lo comprende la parte central amarilla, que se conoce como inflorescencias ya que la las hojas verdes conforme avanzan los meses del año se van tiñendo del color rojo por los pigmentos de su savia, pero esto, será otra historia…

Publicidad