El “Torito” es inocente

La verdad… sea dicha

Qué tal, amigo lector; estamos a jueves 21 de julio, es día de San Víctor. Hoy se me antoja, si usted lo permite, que platiquemos sobre este tema tan sugestivo y sutil de la desnudez humana del cuerpo, y del alma. En la desnudez del cuerpo, por ejemplo, los norteamericanos nos siguen llevando la ventaja en eso de mostrarse con desparpajo y naturalidad; su cultura tan distinta a la nuestra no le da a la desnudez del cuerpo el recato que los mexicanos solemos acostumbrar; ellos son desinhibidos, nosotros por lo general pudorosos. Mire usted, déjeme contarle una anécdota: En una de estas playas maravillosas de la Riviera Nayarit, por mera casualidad hace unos meses me encontré a la orilla del mar un par de preciosas mujeres que caminaban alegremente por la arena, platicando quien sabe de qué cosas, paseándose con toda la naturalidad del mundo; el paisaje era bello, el mar tan mágico como el sol, las palmeras y el cielo azul, pero las diminutas prendas que lucían como traje de baño estas desinhibidas americanas, francamente acapararon las miradas de hombres y mujeres poco acostumbrados a ver al aire libre la desnudez del cuerpo humano. Debo confesar que hasta yo me sentí un tanto apenado al presenciar en público un espectáculo que de ninguna manera critico, pero que sí causa una verdadera impresión en quienes estamos un tanto ajenos a estas exaltaciones propias de la modernidad lúdica y la cultura anglosajona, aunque hoy en medios de comunicación como el internet y la televisión sea algo de lo más normal. El pudor de los mexicanos ha sido contado por muchos personajes en el mundo, de muy distintas maneras; en verso, en prosa, en imágenes, en películas, en narraciones radiofónicas, en el pasado y en el presente, siempre como muestra de un sentimiento genuino que caracteriza a un pueblo por su sentido del recato íntimo y personal.

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También Octavio Paz, nuestro Premio Nobel de Literatura, alguna vez en uno de sus libros escribió sobre el tema: “Si en la política y el arte el mexicano aspira a crear mundos cerrados, en la esfera de las relaciones cotidianas procura que imperen el pudor, el recato y la reserva  ceremoniosa. El pudor, que nace de la vergüenza ante la desnudez propia o ajena, es un reflejo casi físico entre nosotros. Nada más alejado de esta actitud que el miedo al cuerpo, característico de la vida norteamericana. No nos da miedo ni vergüenza nuestro cuerpo; lo afrontamos con naturalidad y lo vivimos con cierta plenitud “a la inversa de lo que ocurre con los puritanos. Para nosotros el cuerpo existe, da gravedad, y límites a nuestro ser. Lo sufrimos y gozamos; no es un traje que estamos acostumbrados a habitar, ni algo ajeno a nosotros: somos nuestro cuerpo. Pero las miradas extrañas nos sobresaltan, porque el cuerpo no vela la intimidad, sino la descubre. El pudor, así, tiene un carácter defensivo, como la muralla china de la cortesía o las cercas de órganos y cactos que separan en el campo a los jacales de los campesinos. Y por eso la virtud que más estimamos en las mujeres es el recato, como en los hombres la reserva”.

La nota de la semana

El pasado lunes se presentó un hecho histórico durante el evento  de promulgación de las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, se dirigió a los mexicanos en un tono afable y revelador al externar públicamente: “No obstante que me conduje con apego a la ley, acepto y reconozco que cometí un error. Este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza de la sociedad. En carne propia sentí la indignación de los mexicanos, por eso con toda humildad les pido perdón”. Realmente resultó sorprendente lo expresado por el mandatario nacional, que hizo alusión al tan conocido tema de la “Casa Blanca”. Como lo comenté ese día no sé cual vaya a ser la reacción de la ciudadanía a lo comentado por el Presidente, pero en lo personal aprecio sinceridad en sus palabras. Indudablemente en México vivimos tiempos muy difíciles, donde el tema de la corrupción ha denigrado la imagen de las instituciones gubernamentales, poca gente o nadie cree en las promesas de enderezar el barco; hay razones suficientes para dudar de las buenas intenciones; pero reacciones como esta de Enrique Peña Nieto, de algún modo dan la esperanza para empezar a creer que tal vez en eso del combate a la corrupción no todo esté perdido, si el mismísimo Presidente reconoce públicamente sus errores, no veo por qué no se pueda iniciar con una verdadera transformación que lleve a privilegiar el respeto, la dignidad y el amor por esta nación. Puede sonar a utopía, pero los mexicanos a algo nos debemos aferrar para intentar salir adelante. El Presidente da señales positivas, eso es bueno. Ya veremos más adelante que sucede.

En Nayarit la cultura es prioridad

El gobernador Roberto Sandoval Castañeda, en apoyo al arte y la cultura, entregó recursos mediante el programa de Estímulos a la Creación y el Desarrollo Artísticos, fue un millón 252 mil para 31 proyectos; de esta manera se apoya el trabajo de los creadores e investigadores de la cultura. El interés del Gobierno Estatal por promover las aptitudes artísticas de los nayaritas también se ha visto reflejado en la construcción de espacios como las instalaciones de la Escuela Superior de Música que tendrá un costo de 67 millones de pesos, La Escuela Estatal de Bellas Artes, donde se invierten 7 millones 400 mil pesos, y el Jardín de las Artes con una inversión de un millón 600 mil pesos. Ciertamente en la comunidad de artistas nayaritas existen diversos criterios respecto a la manera en que se debe dispersar el presupuesto dirigido para el desarrollo del arte y la cultura, es una comunidad viva, activa, y hasta cierto punto beligerante, de ahí que las autoridades encargadas de la dependencia gubernamental en la cultura deberán conducirse con tacto y sentido equitativo para tratar de cubrir con el apoyo institucional el trabajo creativo en las diferentes manifestaciones artísticas.

El “Torito” es inocente

Tercera llamada, tercera llamada, iniciamos: Vaya sainete el que están protagonizando el ex alcalde de Tepic, Héctor González Curiel apodado el “torito”, el actual alcalde viajero, Polo Domínguez, y la siempre beligerante doña Águeda Galicia Jiménez, primera actriz con especialidad en escándalos sindicales. El “torito” salió a cantar su inocencia respecto a las acusaciones de desvío de recursos públicos, robo pues, que supuestamente cometió cuando fue alcalde municipal; acongojado dijo que durante su administración salió limpio, algo que puede demostrar con pruebas. Pero además, el escurridizo funcionario reveló que en el asunto del convenio sindical, doña Águeda Galicia “en lo oscurito” pretendió extorsionarlo con más de 10 millones de pesos. ¡Dios Santo, de lo que se viene uno a enterar! Luego Héctor González Curiel, aseguró haber dejado en las arcas municipales 67 millones de pesos para el Ayuntamiento que preside Polo Domínguez, al cual acusó de ser el probable responsable de desvíos. Las reacciones de doña Águeda y don Polo no se hicieron esperar, los dos acusaron al “torito” de ratero y chillón, amenazándolo con llevarlo a los tribunales. Ni hablar, este es apenas el primer acto, ya veremos con los días como acaba esta comedia política con tintes dramáticos y pasajes irónicos. Para comentarios  robleslaopinion@hotmail.com

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