El fenómeno ingresó por una zona escasamente poblada y se adentró por una cadena montañosa, pero ha desatado fuertes precipitaciones.
Erick sigue perdiendo fuerza y en cuestión de horas pasó de huracán a tormenta tropical y, de acuerdo con el reporte de las 18:00 horas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), a depresión tropical.
Durante la madrugada golpeó como un poderoso huracán mayor la costa suroeste del Pacífico, dejando una estela de daños materiales.
El organismo dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) indicó que Erick aún se ubica en tierra con desprendimientos nubosos que generarán lluvias torrenciales (de 150 a 250 milímetros [mm]) en Guerrero y Oaxaca, las rachas de viento a 60 a 80 kilómetros por hora (km/h) y el oleaje de 1.5 a 2.5 metros (m) de altura en el oriente y sur de dichas entidades.
Su centro se localizó a 75 kilómetros (km) al oeste de Chilpancingo de los Bravo y a 95 km al nor-noroeste de Acapulco, Guerrero, con vientos máximos sostenidos de 55 km/h, rachas de 75 km/h y desplazamiento hacia el noroeste a 19 km/h.
El SMN advirtió que las precipitaciones podrían generar deslaves, incremento en niveles de ríos y arroyos, así como desbordamientos e inundaciones en zonas bajas de los estados mencionados, por lo que se exhorta a la población a atender los avisos de las autoridades en materia de protección civil.
Afectaciones por el paso de Erick
Comunidades costeras como Lagunas de Chacahua, en Oaxaca y con unos 2,800 habitantes, sufrieron directamente el embate del fenómeno, que destruyó los techos de palma de numerosas viviendas y comercios, además de dejar calles anegadas, constató la AFP.
«Fue muy fuerte, muy feo (…) todo el pueblo está sin casa, sin ropa, no tenemos ayuda», dijo a la AFP Francisca Ávila, un ama de casa de 45 años mientras lamenta la pérdida de gran parte de sus enseres domésticos.
Erick tocó tierra durante la madrugada como huracán categoría 3 en la escala Saffir-Simpson (de 5) en el estado de Oaxaca (sur) antes de desplazarse por el vecino distrito de Guerrero. Poco antes de impactar el Pacífico mexicano, el meteoro alcanzó la categoría 4.
El fenómeno ingresó por una zona escasamente poblada y se adentró por una cadena montañosa, pero ha desatado fuertes precipitaciones. Las autoridades mexicanas mantienen una alerta por potenciales deslaves e inundaciones.
«Ninguna pérdida humana»
La presidenta Claudia Sheinbaum informó en su conferencia matutina que «hasta ahora no se reporta ninguna pérdida humana», pero advirtió que se esperan lluvias en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas (sur), además de Veracruz (este) y Puebla (centro).
Agradeció además a la población por seguir las recomendaciones de las autoridades «de forma muy responsable», en un mensaje divulgado en sus redes sociales.
La mandataria reportó 15 tramos de carreteras cerrados y un hospital del seguro social con penetración de agua en el estado de Oaxaca (sur), así como más de 123,000 usuarios afectados por cortes de electricidad.
En el puerto de Acapulco, que en 2023 sufrió el paso del huracán de categoría 5 Otis que dejó medio centenar de muertos, se registra lluvia, negocios cerrados y poca movilidad de los habitantes, quienes en días previos compraron víveres, agua y cargaron gasolina.
Efectos en la costa
La lluvia comenzó a última hora de la tarde del miércoles en la costa del Pacífico, después de un día soleado.
En Guerrero y Oaxaca se cerraron las terminales aéreas y los puertos, y se suspendieron clases y actividades no esenciales.
En Puerto Escondido, un popular destino turístico con cerca de 30,000 habitantes, se inundaron calles, se cayeron anuncios y ramas de árboles. La zona quedó sin luz ni señal de teléfono celular, observó un reportero de la AFP.
Militares recogieron escombros la mañana de este jueves mientras habitantes de la zona buscaban recuperar algunas lanchas que quedaron enterradas en la arena de la playa.
El agua «nunca había pegado con esta magnitud» en Puerto Escondido, asegura el comerciante Luis Alberto Gil, de 44 años.
El gobierno desplegó cientos de militares como parte del plan de contingencia y se habilitaron más de 2,000 refugios.
Por su ubicación geográfica, México sufre todos los años el embate de ciclones, tanto en la costa del Pacífico como en la del Atlántico, normalmente entre mayo y noviembre.
En septiembre de 2024, la costa sur del Pacífico mexicano fue golpeada en dos ocasiones por John, que llegó a ser categoría 3 y causó al menos 15 fallecidos, la mayoría en Acapulco.