¡FUENTE OVEJUNA SEÑOR!

Por Daniel Aceves Rodríguez

Una de las obras máximas del Siglo de Oro español es la escrita por el ibérico Lope de Vega allá por el año de 1613 y publicada de acuerdo a las crónicas en 1618, un relato donde la trama ocurre en el pueblo cordobés de Fuente Ovejuna en tiempos de los Reyes Católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (1474-1535) que narra la unión de un pueblo contra la opresión y el atropello; para algunos analíticos era una forma de consolidar el poder ejercido esos años por los monarcas y denostar la rivalidad de Juana de Castilla también llamada “La Beltraneja” reina consorte de Portugal y que aspiraba al trono de Isabel.

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De esta obra se entresaca el mutismo o estrategia de confusión que utiliza un pueblo para cubrir el verdadero origen de un atentado o asesinato, así de acuerdo a la novela, los habitantes de Fuente Ovejuna una noche del mes de abril de 1466 se pusieron de acuerdo para dar muerte a Hernán Pérez de Guzmán comendador mayor de Calatrava por los muchos agravios que les había hecho durante varios años, y entrando en su misma casa le habían matado a pedradas y aún que sobre el caso fueron enviados jueces inquisidores que atormentaron a muchos de ellos, tanto a hombres como mujeres, no les pudieron sacar otra palabra más que esta “ Fuente Ovejuna lo hizo”, y se preguntarán, ¿Y quién es Fuente Ovejuna? Y se contestarán, ¡Pues Todo el Pueblo a la una! Y así jamás se pudo saber a ciencia cierta quién realmente había matado a Don Hernán.

Esta obra clásica me viene a la mente al acercarse el aniversario de uno de los magnicidios más célebres pero al mismo tiempo más controversiales en lo que a su conclusión se refiere y que nos evoca a la respuesta que Lope de Vega nos manejó en la obra citada, donde el país más poderoso del mundo contando con los servicios de inteligencia más desarrollados y las tramas y enlaces con mayor penetración del contraespionaje, aún no puede con precisión responder quién fue el asesino material del Presidente 35 dela Unión Americana John Fitzgerald Kennedy.

Corría el año de 1963, los Estados Unidos de Norteamérica se vanagloriaban de estar en el cenit de la industria mundial, ser un país petrolero, representar el lado bueno de una Guerra llamada fría por tener una pugna con la otra ideología en juego encarnada por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas cuyo líder era la cara opuesta a lo que en ese momento su Presidente significaba, casi a los 1000 días de haber tomado posesión (1961) en unas duras elecciones contra su rival Republicano Richard Nixon, de haberse recuperado de un duro revés que significo un fallido ataque a la Isla de Cuba contra el régimen de Fidel Castro denominado “Operación Bahía de Cochinos” y que represento un triunfo para el dictador cubano además de una humillación a las respetadas fuerzas militares de ese país; ya en 1963 el panorama era otro, el actual presidente había salido airoso de un conflicto diplomático que pudo haber inmerso al mundo en una guerra nuclear, la llamada Crisis de los Misiles que fue sorteada con éxito por Kennedy le valió la confianza no solo de su pueblo sino de los países no comunistas que veían como el tiempo de paz se iba agotando, ahora el panorama llamaba a una carrera a favor dela llegada a la luna, ensanchar las relaciones comerciales, trabajar más por los derechos civiles, buscar la paz (en esos momentos la guerra de Viet Nam no era aun lo que después fue) por eso con gran entusiasmo ese 22 de noviembre el presidente visto la próspera y petrolera ciudad de Dallas Texas sin saber que el destino le tenía preparado una conclusión muy diferente a la esperada para ese encuentro.

Ese día marcó una pauta dentro de la historia de los Estados Unidos, ahí frente a toda la gente que le saludaba y esperaba verlo pasar por las calles de la ciudad en un coche descapotado junto a su elegante esposa, emergió desde un edificio de depósito de libros el fusil asesino que disparó a las 12.30 horas  tres balas, dos de las cuales impactaron la humanidad del presidente provocando uno de los hechos más trascendentes de la historia norteamericana, ahí en ese vehículo daba los últimos estertores en los brazos de su esposa Jackie para ser así junto a Abraham Lincoln, James Abram Garfield y William Mc Kinley el cuarto Presidente de Estados Unidos que era asesinado durante su mandato.

Ochenta minutos después del atentado, dentro de un cine era capturado Lee Harvey Oswald al cual se le acusaba de ser el autor material del magnicidio, inmediatamente la historia sobre la vida de este personaje ya era del dominio común en el vecino país del norte que aún no daba crédito a lo que vivía (por cierto el pasado Gobierno de Trump desclasificó varios archivos relacionados con este caso donde se menciona la estancia de este personaje en México meses antes del atentado).

Cuando se creía que toda la trama quedaría al descubierto, el asombro no pudo ser mayor, dos días después mientras era trasladado Lee Oswald para ir a declarar frente a las cámaras de televisión que seguían el caso, un personaje se aprovecha de la situación y acribilla a tiros al supuesto autor material dejando una estela de duda y dando aún más misterio a este trascendente suceso.

Han pasado 59 años, la Comisión Warren principal encargada de las investigaciones dio su veredicto hablando de un autor material solitario, sin embargo, este hecho aún es motivo de un gran número de especulaciones y teorías conspirativas, con consecuencias y relaciones muy entramadas, tal vez sea mejor contestar como lo sugirió en su obra Lope de Vega al preguntar ¿Quién mató al comendador? : ¡Fue Ovejuna Señor!

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