El club argentino fue eliminado de la Copa Libertadores en un encuentro que pasó de la tensión a la violencia.
El partido de octavos de final de la Copa Libertadores entre el argentino Boca Juniors y el brasileño Atlético Mineiro terminó en una escandalosa gresca en la que hubo peleas a golpes, destrozos en los vestuarios, gritos, insultos, vallas derribadas, gases lacrimógenos y jugadores demorados en una comisaría.
La tensión entre ambos equipos era latente, ya que en el partido de ida, en Buenos Aires, a Boca Juniors le anularon un gol de manera polémica. Lo mismo ocurrió anoche en el estadio rival en Belo Horizonte. A pesar de los reclamos y las dudas sobre la jugada, no le reconocieron el tanto y terminó perdiendo por penales.
Con los ánimos caldeados, argentinos y brasileños se enfrascaron en el césped en una batalla de insultos que después pasó directamente a las manos.
Los videos que se replicaron en las redes sociales evidenciaron el descontrol, ya que se ve a jugadores y parte del cuerpo técnico de Boca tirando vallas y peleándose con policías y miembros de seguridad del estadio, mientras que Sergio Coelho, presidente del club brasileño, lanza botellas.
La anulación del gol de Marcelo Weigandt fue el principal detonante, ya que Raúl Cascini y Jorge Bermúdez, miembros del Consejo de Futbol de Argentina, les reclamaron a los árbitros en sus vestuarios. Hasta el lugar se acercó también Miguel Ángel Russo, el técnico xeneize, junto con su ayudante Leandro Somoza, quienes insistían en que el tanto era válido porque no se había cometido ninguna falta.
A partir de ahí todo es confusión, ya que los árbitros demoraron su decisión hasta terminar el VAR, el sistema de revisión de videos de las jugadas que ha sido cuestionado por provocar errores en los fallos arbitrales. Cuando se confirmó la anulación, los reclamos de los argentinos subieron de tono y hubo insultos y agresiones.
La reacción policial fue reprimir a los boquenses con gases lacrimógenos, quienes aun así volvieron a la cancha para continuar un partido que ya era un descontrol que volvió a estallar al término del encuentro, cuando los argentinos enfilaron directo al vestuario visitante.
Atlético Mineiro relató en sus redes oficiales su versión oficial de los hechos, culpando siempre a Boca Juniors. Aseguró que los visitantes los agredieron tanto a ellos como a los árbitros y que los guardias de seguridad intentaron contenerlos, sin éxito.
«Los argentinos decidieron entonces invadir el vestuario, donde había jugadores, comisión y tablero. Incluso el presidente Sérgio Coelho intentó evitar la invasión para proteger a los profesionales del Atlético», afirmó.
También aseguró que «en el camino atacaron a todos los que encontraron, además de romper bebederos y barandas protectoras. El saldo fue de heridos, afortunadamente sin ninguna gravedad. Incluso hubo un intento de agredir con una barra de hierro al director de fútbol del Atlético, Rodrigo Caetano».
El plantel argentino fue demorado y pasó la noche encerrado en sus autobuses, frente a una comisaría. Hasta el mediodía del miércoles, los imputados por agresiones son los jugadores Javier García, Carlos Izquierdoz, Marcos Rojo, Sebastián Villa, Carlos Zambrano, además de Leandro Somoza y Fernando Gayoso, quienes forman parte del cuerpo técnico, y Raúl Cascini y Jorge Bermúdez, miembros del Consejo de Futbol.
Los trámites judiciales demoraron su regreso a Argentina, que tendría que haberse concretado en la madrugada, por lo que ahora se desconoce cuándo y en qué condiciones podrían volver al país.