El Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería francesa advirtió que los expertos no pueden garantizar que se vaya a poder identificar a las 150 víctimas
La comisión de expertos que trabaja en la identificación de los restos mortales del Airbus A320 que se estrelló en los Alpes el pasado martes tardará entre dos y cuatro meses en comunicar los resultados de los análisis.
“No se comunicará ninguna identidad hasta que se tenga el resultado de todos los análisis, y eso tardará entre 2 y 4 meses”, dijo a un grupo de medios internacionales el coronel François Daoust, director del Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería francesa (IRCGN).
Daoust, cuyo centro a las afueras de París se encarga de llevar a cabo el análisis de las muestras recogidas sobre el terreno y de su comparación con los datos facilitados por las familias, subrayó que los expertos no pueden garantizar que se vaya a poder identificar a las 150 víctimas.
Largo trabajo por hacer
La primera operación de recuperación de restos humanos en la zona donde chocó el aparato, en los Alpes franceses, terminará a finales de esta semana, agregó el jefe investigador.
Las dos semanas siguientes se dedicarán a la recogida de trozos de fuselaje, y las dos posteriores se destinarán a rastrear de nuevo el lugar, de unas 2.5 hectáreas de extensión, para localizar nuevos restos humanos que pudieran haber quedado ocultos bajo ese material.
Las muestras humanas permanecen en el laboratorio montado sobre el terreno, que envía al IRCGN solamente un pequeño extracto del que pueda sacarse el ADN correspondiente.
Cuando los expertos del instituto disponen del resultado, se lo comunican a sus compañeros sobre el terreno, para que puedan juntar en un mismo saco mortuorio los restos correspondientes a esa misma información.
Hasta el momento, se han podido analizar un total de 400 muestras, con las que se han aislado 78 ADN distintos, indicó el coronel, y subrayó que la identificación completa de cada víctima requiere de la comparación de esos datos con los ofrecidos por los familiares.
Ese último proceso, precisó, es largo y difícil, porque requiere juntar datos médicos y dentales de la víctima, la descripción que ofrezca la familia con particularidades como tatuajes o cicatrices, y el perfil de ADN de familiares directos, como padres o hijos.
Los investigadores disponen hasta la fecha de una treintena de archivos ‘ante mortem’ completos, y de otros 30 a los que todavía les faltan algunos de esos puntos, sostuvo Daoust, quien destacó que “el tiempo mediático no es igual que el científico”, por lo que se debe trabajar correctamente y no “ceder a la urgencia”.