La bandera más bonita

Véritas Liberabit Vos

En el año 2013 el Diario español 20 minutos lanzó por medio de su plataforma web  un concurso de opinión que duró 48 días para que de un grupo de 104 banderas de sus respectivos países, se votara por aquella que fuera “la bandera más bella del mundo” tomando en cuenta para ello, sus colores, su significado, así como su apego a la cultura o tradiciones que enarbola; los resultados finales arrojaron que la bandera mexicana ocupaba el primer lugar con una votación de 901 mil quedando en segundo lugar la de Perú con 340 mil 901 y en tercer lugar la guatemalteca con 272 mil 541 puntos; para orgullo y satisfacción nacional.

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Yo creo que cada ciudadano de cualquier país tiene en su Bandera un símbolo patrio que debe representarle todo el bagaje histórico y ancestral como un áncora que conserva un tesoro incalculable perenne y emotivo; por lo cual toda bandera es bella y respetada; tal como la nuestra que es el principal símbolo aglutinador de la historia pasada, presente y futura de este gran País.

Este lábaro patrio que ondea orgullosamente con majestad sobre nuestro suelo, es la enseña simbólica del Plan de Iguala o también llamado de las Tres Garantías, que Don Agustín de Iturbide planeó y realizó para dar identidad al naciente país cuya independencia se cernía en la voluntad férrea de un espíritu libertario; estas Tres Garantías venían simbolizadas con la Unión en el color verde, la Religión con el color blanco y la Independencia representada por el color rojo, independencia que se lograría el 27 de septiembre de 1821 culminando así una lucha de once años iniciada por Miguel Hidalgo y continuada por José María Morelos y Pavón.

Nuestra Bandera, fiel estandarte de Paz y de Unión porque integramos un solo pueblo en el que se identifican peculiaridades étnicas, una nación, un sujeto colectivo en lo individual, que tiene mucho de común con la gran nacionalidad iberoamericana puesto que sus raíces son indígenas y españolas, un solo estado regido por las mismas autoridades, las mismas instituciones políticas y un solo ejército nacional, es decir una soberanía plena con los tres poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que velan por su progreso y vida.

Mención especial es su escudo que se coloca en el medio de los tres colores, este escudo de nuestra Bandera viene a reforzar todo el simbolismo de este mestizaje racial y cultural base de nuestra nacionalidad incluyendo la por demás hermosa leyenda de Tenochtitlán hoy la Ciudad de México; un águila que desde las alturas, más allá de los portentosos volcanes nevados que emergen de nuestra tierra y son sendos guardianes, escudriña la realidad para descender majestuosa posando su garra en un nopal utilizando su pico para devorar al símbolo del mal por antonomasia: La serpiente.

Cuajado de simbolismos metafísicos e históricos nuestro Escudo porta conceptos de amplio arraigo e identificación hacia nuestra raíz; como el caso del nopal, fruto generoso de esta tierra abundante en bienes para sus nuevos pobladores quienes al encontrar la anunciada señal se dan a la tarea de construir una ciudad por encima de un lago, esta misma ciudad que por primera vez vistió sus balcones e ingresos con la orla tricolor para recibir victorioso al ejército Trigarante encabezados por aquellos que un 24 de febrero en Iguala habían sellado con un abrazo lo que sería el nacimiento de México como nación independiente.

Cierto es que después de consumada la independencia, nuestra Bandera ha tenido varias modificaciones solo de estilo no de fondo, la primera de ellas según el decreto del 2 de noviembre de 1821 al centro de los tres colores en franjas el águila se posaba sobre un nopal con la cabeza coronada, depuesto el primer imperio el 14 de abril de 1823 los colores adoptaron una posición vertical con el águila sin la corona y orlada por los símbolos republicanos de las ramas de encino y de laurel simbolizando la victoria y el heroísmo de quienes derramaron su sangre por darnos patria.

A partir de entonces el águila tuvo varios cambios, de frente, de perfil, de tres cuartos, hasta que Venustiano Carranza expidiera un decreto el 20 de septiembre de 1916 por el que el águila se colocó de perfil izquierdo parada sobre un nopal que brota de una peña rodeada de agua y en la parte inferior cruzadas las ramas de encino y laurel como la vemos en la actualidad.

Esta es la Bandera que todos los mexicanos llevamos en nuestro corazón, porque desde niños nuestro padres y nuestros maestros nos enseñaron a honrarla y defenderla, a hacerla nuestra como una parte muy importante de nuestro ser, un símbolo que en sus tres colores y en su diamantino escudo se refleja el espíritu de la Patria, una Patria que exige de cada uno de nosotros el máximo de esfuerzo, que nos llama a emular el ejemplo de tantos hombres y mujeres que en el devenir del tiempo han entregado su vida para legarnos una tierra y un cielo limpios como en el que hoy vivimos.

Sacro símbolo de la Patria que con su señorial ondular nos señalas el amor por México y nos recuerdas que cumpliendo diariamente con nuestros deberes y responsabilidades podemos hacer una Patria más grande, más justa, más noble donde con orgullo se formen las nuevas generaciones que al igual que sus padres sentirán vibrar su corazón al ver ondear majestuosa a la Bandera más bonita del mundo.

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